El periodista Mario Vallejo reportó desde su perfil de Facebook una de las escenas más desgarradoras que ha dejado el paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba: los cementerios completamente inundados, convertidos en lagunas de fango y agua sucia donde ya no se distinguen las bóvedas ni los caminos.

“El descanso eterno, bajo el agua”, tituló Vallejo, al compartir imágenes y testimonios de vecinos que, entre lágrimas, observaban cómo el lugar donde descansan sus familiares había desaparecido bajo el lodo.

En municipios como Cueto, Mayarí, Barajagua y Sagua de Tánamo, los cementerios quedaron cubiertos casi por completo. Las pequeñas calles de acceso se borraron, los muros se derrumbaron y varias bóvedas fueron desplazadas por la fuerza del agua. Según reportes locales, en algunas zonas el nivel de inundación superó el metro y medio de altura.

Para muchos pobladores, la tragedia ha sido doble: no solo perdieron sus casas y pertenencias, sino también el lugar donde rendían homenaje a sus seres queridos. “Es como si la muerte volviera a doler”, expresó una vecina en un video difundido por las redes sociales.

El paso del huracán Melissa ha dejado a su paso una estela de destrucción: techos arrancados, pueblos aislados, carreteras colapsadas y ahora, incluso, cementerios sumergidos.

Vallejo destacó además que, pese a la magnitud del desastre, las autoridades no han ofrecido información detallada sobre la situación de los cementerios ni sobre las medidas sanitarias que se adoptarán ante la posible contaminación del agua por filtraciones de bóvedas.

Mientras tanto, las familias del oriente cubano enfrentan el dolor de no poder visitar a sus muertos ni rescatar lo poco que queda. La tragedia del huracán Melissa no solo ha destruido hogares, sino también la memoria y el reposo de miles de cubanos.

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