Seguroso ofrece pistola a huelguista del MSI para que se alce en la Sierra

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 28 de diciembre de 2020

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Jorge Luis Capote Arias tiene apenas 21 años, sin embargo, ya ha definido de qué lado de la historia quiere estar.

"A los jóvenes de mi generación los veo perdidos, desesperados, mal informados y sin futuro. La mayoría en lo único que piensa es en irse del país para tener una vida mejor, vivir con dignidad y prosperar en otras tierras, ya que en la suya no pueden", reconoce.

Capote Arias es uno de los jóvenes que se acuarteló en una casa en San Isidro el pasado noviembre, para exigir la liberación del preso político y artista contestatario cubano, Denis Solís.

"Yo llego a San Isidro mediante Iliana Hernández y Luis Manuel Otero Alcántara, que los conocía desde hace un tiempo, aunque nunca me había atrevido a ir a la sede del MSI, pero al ver las injusticias que se estaban cometiendo, que todos los días los detenían en la estación de Cuba y Chacón, y también por Denis [Solís], preso injustamente, me llené de valor y di mi paso al frente yendo a solidarizarme con ellos", comentó el joven, en tanto aseguró a Diario de Cuba que se atrincheró "para protestar por las injusticias policiales y la falta de libertad de expresión".

"Defino mi experiencia en San Isidro como una de las mejores de mi vida. Desde que llegué me sentí como en familia y así fue por el resto de los días. Ellos son personas muy amables, honestas, desinteresadas y valientes, personas dignas de admirar y seguir, por eso ahora estoy al lado de ellos, porque su lucha es mi lucha también", agregó.

Asimismo, relató que la Seguridad del Estado se empeñaba en hacerlos sentir miedo y molestarlos por estar acuartelados ahí, “en las noches casi no dormía por el miedo a que allanaran violentamente la vivienda".

"Después del asalto a la sede fui entrevistado por la Seguridad del Estado el 30 de noviembre, por un agente que se identificó como Yohan, fueron seis horas y media de entrevista. Su objetivo era que dejara de visitar la sede del movimiento y me alejara de sus miembros. Me amenazó mucho con la cárcel si no dejaba de hacerlo, me dijo que si yo quería democracia y libertad tenía que alzarme en la Sierra, que era como único podíamos lograrlo, incluso me puso su pistola en la mesa y me dijo que la tomara y me alzara", añade.

"Usó el chantaje emocional conmigo y mi familia para que hiciera lo que él decía, pero no lo logró. Entonces recurrió a tratar de hacerse 'mi amigo' y decirme que me iba a ayudar a salir adelante, pero rechacé todo. 'Los principios y la dignidad no se negocian', así le dije", sigue el relato de Jorge Luis.




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