Miami, ciudad vibrante y llena de vida, pero donde el respeto vial parece haberse desvanecido hace mucho tiempo. A diario se observan conductores cometiendo barbaridades que ponen en riesgo no solo su propia seguridad, sino la de peatones, ciclistas y otros automovilistas.

La situación se ha agravado con la llegada de una gran cantidad de personas que recientemente han obtenido sus licencias de conducir, muchas veces sin haber dedicado el tiempo necesario para leer o comprender el manual de tránsito. Esto genera un incremento de conductas imprudentes y peligrosas en las calles.

La escena cotidiana incluye vehículos que se cruzan de un carril a otro sin señalizar, giros inesperados, exceso de velocidad en zonas escolares y el uso constante del teléfono celular mientras se maneja.

Este último hábito, en particular, se ha convertido en una de las principales causas de distracción, provocando accidentes que podrían haberse evitado con un mínimo de atención y responsabilidad. La prisa parece dominar el comportamiento de muchos, que conducen como si cada segundo fuera decisivo, olvidando que la seguridad de todos depende de una conducción prudente y respetuosa.

El problema no radica únicamente en la falta de conocimiento de las normas, sino en la actitud despreocupada de quienes creen que las reglas están hechas para otros. Este sentimiento de impunidad alimenta la imprudencia y crea un ambiente hostil en las vías. No es raro ver discusiones acaloradas en medio del tráfico, bocinas sonando sin descanso y maniobras temerarias que rozan el peligro extremo.

Miami, con su creciente población y diversidad cultural, enfrenta el reto de reforzar la educación vial y aplicar con rigor las sanciones a quienes ponen en riesgo la vida de los demás.

La solución no está solo en más leyes, sino en un cambio de conciencia que devuelva el respeto a las normas y a la convivencia en las calles. Porque manejar no es solo un derecho, es una responsabilidad que se ejerce cada vez que alguien enciende su vehículo y decide salir a la carretera.

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