El campesino Agustín Pellicer Charón, de casi 70 años, fue hallado muerto en su vivienda del poblado Quintoque, ubicado en el kilómetro 36 de la autopista que conecta Songo La Maya con Guantánamo, en Santiago de Cuba. Según reportó Cubanet, el crimen ocurrió la madrugada del 4 de junio y ha generado gran conmoción en la comunidad rural.

Pellicer, quien vivía solo, fue brutalmente torturado: lo ataron de pies y manos, lo golpearon hasta provocarle la muerte, y luego intentaron ocultar su cuerpo bajo unas tablas de madera. Al amanecer, fueron sus propios vecinos quienes encontraron el cadáver. Además del homicidio, los agresores robaron unas 15 cabezas de ganado de su finca.

La naturaleza de las lesiones y el estado del cuerpo apuntan a que en el crimen participaron varias personas. Las autoridades han detenido al menos a seis sospechosos, pero casi todos fueron liberados por falta de pruebas. A tres semanas del asesinato, no se han presentado cargos formales ni hay avances significativos en la investigación, lo que alimenta el temor y la desconfianza entre los pobladores.

"Nos queremos mudar, dejar todo e irnos a donde se pueda vivir de otra cosa", expresó Ada Lovaina, vecina del fallecido. Ella y su esposo han vivido días de angustia tras el crimen. "Apenas dormimos vigilando, sobre todo después de lo que pasó con Agustín", añadió, reflejando el sentimiento generalizado de inseguridad en la zona.

La muerte de Pellicer no es un caso aislado. De acuerdo con cifras citadas por Cubanet, Santiago de Cuba se ha convertido en la provincia con la mayor tasa de asesinatos reportados en el país, con al menos 38 casos registrados solo entre noviembre y diciembre de 2024. Muchos de estos crímenes están ligados al robo y sacrificio ilegal de ganado, una práctica que ha ido en aumento ante la aguda crisis económica y alimentaria que atraviesa Cuba.

Las autoridades locales no han ofrecido declaraciones públicas ni información actualizada sobre el curso de la investigación, mientras la comunidad reclama justicia. La percepción de impunidad crece en zonas rurales, donde los campesinos afirman sentirse abandonados por el Estado y expuestos a bandas de delincuentes que actúan con total libertad.

La historia de Agustín Pellicer refleja la grave situación de inseguridad que enfrentan muchos cubanos en el campo. Su muerte, marcada por la violencia extrema y la falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades, se ha convertido en símbolo del deterioro del orden público en la Cuba rural.

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