Un niño indígena de 11 años fue enterrado vivo por su propio tío en la comunidad nativa de Chequitavo, en la selva peruana, víctima de creencias supersticiosas que lo señalaban como responsable de la muerte de su abuela. El menor fue rescatado por rondas campesinas que escucharon sus débiles jadeos bajo la tierra, evitando así un desenlace fatal.

Los hechos ocurrieron en enero, en el centro poblado de Oventeni, provincia de Atalaya, en la región de Ucayali. Rubén Sabino Oviriano, tío del niño, perdió a su madre debido a la tuberculosis. Sin aceptar la realidad, consultó a un curandero, quien de manera irracional le aseguró que su sobrino había causado la muerte de la anciana mediante brujería. Dominado por el enojo y la superstición, Sabino Oviriano decidió ejecutar un acto atroz: sepultar vivo al menor junto al cadáver de su abuela.

El hombre llevó al niño hasta un descampado con la excusa de darle sepultura a su abuela. Luego de cavar la fosa y depositar los restos, lo ató de pies y manos, lo metió en una bolsa negra de rafia y lo cubrió con tierra. Sin embargo, su plan macabro se vio frustrado por la llegada de tres miembros de la ronda campesina Gran Pajonal, pertenecientes a la etnia ashéninka, la misma del niño y su familia.

Los ronderos habían sido informados del entierro de la anciana y acudieron para brindar apoyo. Al notar la ausencia del niño y la actitud sospechosa del tío, comenzaron a investigar. Fue entonces cuando escucharon un leve jadeo proveniente del suelo. Al excavar apresuradamente, hallaron la bolsa y dentro a la víctima, con signos de asfixia y al borde de la muerte.

El menor fue llevado de inmediato con su padre, quien lo encontró en un estado de profundo terror. Apenas pronunció palabras y solo asintió cuando le preguntaron si su tío lo había acusado de brujería y lo había enterrado vivo.

El caso se formalizó una semana después en la ciudad de Atalaya, tras la denuncia presentada por el juez de paz y representantes comunitarios. La demora en el proceso se debió al mal estado de las vías debido a las intensas lluvias. Actualmente, Rubén Sabino Oviriano enfrenta cargos por tentativa de homicidio y el caso está en manos de la Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Atalaya.

El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha intervenido para garantizar la protección del niño, quien ahora se encuentra bajo el cuidado de una tía. Además, la Red de Salud de Atalaya ha puesto en marcha talleres en la comunidad para abordar la violencia y fomentar la resolución de conflictos, con el fin de evitar que hechos como este se repitan.

(Fuente: El País)

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