Saad bin Atef al-Awlaki, líder del ala yemení de Al Qaeda, difundió este sábado su primer video como comandante de la organización terrorista, en el que lanza un llamado alarmante a los 4.5 millones de musulmanes que viven en Estados Unidos: "¡Venganza, venganza! No consulten a nadie para matar a los americanos infieles".

El mensaje, de aproximadamente 30 minutos, fue publicado en varias plataformas en línea y contiene amenazas explícitas no solo contra ciudadanos estadounidenses en general, sino también contra figuras políticas y empresariales clave del país. Entre los mencionados por nombre están el presidente Donald Trump, el actual vicepresidente J.D. Vance, el senador Marco Rubio, el empresario Elon Musk y el analista Pete Hegseth. Al-Awlaki exhorta a sus seguidores a atacar también a sus familiares y a cualquier persona cercana a funcionarios de la Casa Blanca.

"Enfrenten a los tiranos de la Tierra y a sus mayores criminales", declaró, apelando directamente a una lógica de venganza por la situación en Gaza, a la que se refirió como una justificación para tomar represalias sin restricciones. “No hay límites después de lo que le ocurrió y le está ocurriendo a nuestro pueblo en Gaza”, afirmó, añadiendo que “la reciprocidad es legítima”.

El líder yemení, al frente de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), no solo hizo un llamado a la violencia doméstica en EE.UU., sino que también instó a los países árabes —como Egipto, Jordania y los Estados del Golfo— a unirse en ataques contra “el hombre más importante del mundo”, en clara alusión al liderazgo político estadounidense.

Al-Awlaki, cuyo apellido recuerda al influyente clérigo yihadista Anwar al-Awlaki, muerto en un ataque con drones en 2011, ha estado vinculado durante años a la insurgencia yihadista en Yemen. Su aparición ahora como vocero y comandante de AQAP representa un intento del grupo de recuperar relevancia global en un momento en que otras organizaciones como el Estado Islámico han acaparado la atención.

La violencia en Gaza y el apoyo de EE.UU. a Israel parecen ser el detonante inmediato de este discurso, que mezcla retórica religiosa, política y militar en un llamado a una “yihad global sin autorización”. Las implicaciones de este mensaje son especialmente graves dado el contexto político y la polarización dentro de Estados Unidos.

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