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La foto que conmovió a Cuba: el hombre que carga su televisor entre las aguas del huracán Melissa

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 31 de octubre de 2025

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“Ese televisor ya no sirve para absolutamente nada, pero es de él”, escribió la periodista Yuliet PC en un post que acompañaba una de las imágenes más conmovedoras que ha dejado el paso del huracán Melissa por Cuba. En ella, un hombre avanza con el agua hasta el pecho, cargando sobre sus brazos un viejo televisor empapado, mientras detrás de él se adivina una casa inundada.

La fotografía, tomada el 29 de octubre en Santiago de Cuba por el fotoperiodista Ramón Espinosa para la agencia AP, se ha convertido en un retrato icónico de la tragedia y la dignidad. No solo muestra a un hombre aferrado a un objeto inservible, sino también a un pueblo que —pese a todo— se resiste a soltar lo poco que tiene.

“¿Es lo único que le queda?”, se pregunta la periodista, conmovida por la escena.

Desde que la imagen fue publicada, ha recorrido el mundo. La prensa internacional la ha difundido como símbolo de un país que sobrevive en medio del desastre y la escasez. En redes sociales, miles de cubanos la han compartido como un espejo doloroso de su realidad: un pueblo que carga con su historia y sus pérdidas, incluso cuando el agua lo arrastra todo.

La identidad del hombre aún no se conoce, pero ya toda Cuba reconoce su mirada: mezcla de rabia, cansancio y resignación. En medio del torrente de publicaciones, el comediante Andy Vázquez, conocido por su personaje de Facundo en Vivir del Cuento, incluso ofreció su número personal para regalarle un televisor nuevo, mientras otros usuarios expresaron su deseo de ayudarlo.

Detrás del gesto aparentemente simple de salvar un aparato viejo puede esconderse una historia más profunda. En Cuba, ningún objeto es solo un objeto: cada cosa representa años de esfuerzo, sacrificio y memoria. Tal vez ese televisor fue su única compañía en noches sin luz; o el fruto de años ahorrando entre apagones, escasez y esperanza.

El huracán Melissa llegó en el peor momento posible. Con una economía en ruinas, hospitales desabastecidos y apagones prolongados, el país no estaba preparado para enfrentar un fenómeno de tal magnitud. Más de 700.000 personas fueron evacuadas, muchas hacia casas de familiares, mientras los vientos de más de 200 km/h y las lluvias torrenciales devastaban el oriente cubano.

La catástrofe no solo destruyó hogares y cultivos, sino que expuso una realidad arrastrada por años: un país vulnerable y un gobierno incapaz de responder a la emergencia.

En medio de ese panorama desolador, la foto de Ramón Espinosa trasciende la noticia. Se ha convertido en una metáfora visual del país: un hombre que, aun cuando todo se desmorona a su alrededor, sigue cargando con lo poco que le queda —un símbolo de la obstinada resistencia del pueblo cubano—.

Aunque el televisor ya no funcione, representa lo que queda de un país que se aferra a la esperanza, incluso cuando el agua se lo lleva todo.

Su foto, convertida en ícono de resistencia, termina siendo hoy un símbolo de la fragilidad humana ante un Estado que abandona a los suyos.


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