Los barrios La Vega y El Canal, en el municipio San Germán, provincia de Holguín, enfrentan una situación crítica tras el paso del huracán Melisa, que dejó un panorama devastador en el oriente cubano. Aunque el ciclón ya se alejó de la isla, las aguas permanecen estancadas y apenas descienden lentamente, agravando las condiciones de vida de los vecinos.

En numerosas viviendas, el nivel del agua todavía llega hasta las rodillas.

Las paredes están húmedas, los techos dañados y las pocas pertenencias de las familias se deterioran sin remedio.

“Todo está frío, mojado y echándose a perder”, relataron residentes contactados por este medio.

La tragedia humana es profunda: no hay comida ni un lugar seco para dormir o descansar. Decenas de personas permanecen dentro o cerca de sus casas, cuidando lo poco que les queda, sin ayuda ni orientación. “Estamos resistiendo en medio del agua, sin saber qué hacer”, lamentó una vecina del barrio La Vega.

Hasta el momento, ninguna autoridad gubernamental se ha presentado en la zona.

No se ha ofrecido asistencia, atención médica ni ayuda humanitaria, y tampoco existe información confirmada sobre posibles heridos o desaparecidos.

La ausencia total del Estado agrava la angustia de los afectados, que esperan en vano una respuesta oficial.

“Sabemos que la solución no será inmediata, pero la falta de presencia de las autoridades es inaceptable ante una emergencia de esta magnitud”, denunció un residente.

Las aguas descienden muy despacio, el calor y la humedad favorecen el deterioro de los alimentos y la propagación de enfermedades.

Los habitantes de San Germán piden que se visibilice su situación y que las instituciones competentes actúen con urgencia para evaluar los daños, ofrecer alimentos, refugio y atención médica a las familias damnificadas.

Con el paso de las horas, la desesperación crece en La Vega y El Canal, donde la tragedia se mezcla con el silencio y el abandono.

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