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Insólito: Mujer se hace pasar por enfermera para alquilar camas en hospital de Holguín

Redacción de CubitaNOW ~ jueves 7 de agosto de 2025

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En un episodio que raya lo absurdo pero retrata con crudeza la desesperación que se vive hoy en Cuba, una mujer fue descubierta haciéndose pasar por enfermera en el Hospital Vladimir Ilich Lenin de Holguín con el insólito propósito de alquilar camas de parto a cambio de dinero.

El caso fue dado a conocer por el perfil oficialista Cazador Cazado, un canal en redes sociales vinculado a las fuerzas policiales cubanas. Según el reporte, la falsa enfermera, identificada como Belkis Bauzá, no solo vestía el uniforme y fingía ser parte del personal médico, sino que había montado su propio negocio clandestino dentro del hospital, cobrando por el acceso a camas en la sala de maternidad.

Más allá de lo grotesco del caso, este episodio es un síntoma de algo mucho más profundo: la desesperación colectiva en una Cuba sumida en una crisis económica sin precedentes. La escasez de alimentos, medicinas, empleo digno y hasta de servicios básicos ha empujado a miles de ciudadanos a inventar lo impensable para sobrevivir. La “iniciativa” de esta mujer no es un hecho aislado, sino la expresión de una realidad donde las normas han dejado de funcionar y el “sálvese quien pueda” domina el día a día.

Lo más alarmante es que esta estafa ocurrió en un centro de salud, espacio sagrado donde se debería priorizar la vida y la ética profesional. Sin embargo, el colapso institucional y la falta de controles han permitido que incluso los hospitales sean escenario de corrupción informal, trueques ilegales, sobornos y negocios paralelos, como este.

Según la publicación, Belkis carecía de diploma, formación o vínculo alguno con el sistema sanitario. Su “título” era la cara dura, su “formación” la necesidad y su “clínica” un retrato perfecto de la crisis que devora a la isla. “Graduada con honores en cara de palo”, ironizó el perfil oficialista, mientras alertaba que el lucro con la salud pública no es astucia sino cobardía.

Este caso también evidencia cómo los vacíos del sistema son aprovechados por ciudadanos que, lejos de ser delincuentes comunes, muchas veces son personas normales atrapadas en una realidad en la que el trabajo honesto no alcanza ni para sobrevivir. En vez de justificar el delito, este contexto obliga a mirar de frente la ineficacia de un modelo económico que no genera empleo digno ni garantiza servicios básicos.

Mientras el gobierno sigue apelando a discursos triunfalistas y promesas incumplidas, la población inventa para comer, para curarse, para vivir. Y casos como el de la falsa enfermera, aunque censurados por medios oficiales, son reflejo cotidiano de una Cuba que se deshace entre la precariedad, el ingenio forzado y la desesperación.


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