Una denuncia publicada por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada en su página de Facebook ha generado una ola de indignación: el ataúd con el que fue repatriado el cuerpo de Yannelis Casales, una joven cubana asesinada por su pareja en Jacksonville, Estados Unidos, fue recogido por el Gobierno de Santiago de Cuba y trasladado a un lugar desconocido.

Según informa Mayeta Labrada, tras el velorio en la funeraria “Santiago”, el cuerpo de Yannelis fue retirado del féretro traído desde EE.UU. y colocado en una caja rústica, de las que comúnmente se utilizan en los funerales estatales en la isla. Posteriormente, el ataúd original fue cargado en un camión estatal sin que se conozca su destino final.

De acuerdo con el testimonio publicado por el periodista, la administración de la funeraria alegó que el ataúd estadounidense "no cabía en el nicho donde se realizaría la inhumación". Sin embargo, familiares y ciudadanos han rechazado esta explicación, considerándola una excusa para justificar lo que muchos describen como un acto de apropiación indebida por parte de las autoridades locales.

Lo más indignante para muchos es que el ataúd fue donado gracias a la solidaridad de cubanos en el exilio, quienes se movilizaron para asegurar que Yannelis tuviera un funeral digno en su tierra natal. Es decir, no se trataba de un recurso estatal, sino de una ayuda directamente enviada desde la comunidad emigrada, que ha sido sistemáticamente despojada de derechos en Cuba, pero que continúa apoyando a sus familiares dentro del país.

El hecho ha despertado duras críticas en redes sociales, donde decenas de cubanos han calificado la acción como una muestra más del irrespeto institucional hacia el dolor ajeno, y como un abuso de poder que ni siquiera respeta el descanso de los muertos. Muchos se preguntan si el ataúd fue recogido para ser reutilizado en otros servicios o si alguien del aparato estatal lo aprovechó para su beneficio personal.

Este caso, más allá de la tragedia personal que representa el feminicidio de Yannelis Casales, resalta una práctica cada vez más denunciada en la isla: la apropiación de bienes por parte de entidades estatales, incluso en momentos de luto. También pone en evidencia el contraste entre el esfuerzo de los cubanos del exilio por mantener la dignidad de sus seres queridos y la arbitrariedad con la que actúan las autoridades locales.

Hasta el momento, no se ha emitido una declaración oficial que explique claramente el destino del ataúd, ni se han presentado pruebas de que realmente fuera imposible utilizarlo para el entierro, como alega la funeraria. Por su parte, la familia de Yannelis se encuentra consternada ante lo ocurrido, sin explicaciones ni respuestas.

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