Una historia que parece salida de una película de suspenso ha estremecido a los vecinos de Palmira, en la provincia cubana de Cienfuegos. El pueblo entero no habla de otra cosa que del brutal ataque contra Pablo Mozo Sarduy, un hombre que sobrevivió de milagro a lo que todo apunta fue una emboscada planificada por su propia pareja.

Según los reportes difundidos en redes sociales y la página Nioreportandouncrimen, los hechos ocurrieron de madrugada, cuando Pablo regresó a su vivienda acompañado de Elba Rodríguez, su novia. Todo parecía normal hasta que, al cruzar la puerta, fue sorprendido por dos individuos ocultos en el interior. Lo golpearon con violencia y trataron de degollarlo para robarle dinero y pertenencias. El ataque, según las primeras versiones, fue frío, premeditado y con la complicidad de su pareja.

El caso desató una ola de indignación en redes sociales y una rápida movilización vecinal. Gracias a la colaboración de la comunidad, la policía logró detener a tres implicados: la propia Elba Rodríguez, una menor de edad y el novio de esta última. Todos se encuentran bajo investigación mientras se determina el grado de participación de cada uno en el crimen.

Mientras tanto, Pablo permanece hospitalizado en estado delicado en el Hospital Provincial de Cienfuegos, donde los médicos luchan por salvarle la vida. En redes sociales, se han multiplicado los mensajes de apoyo y las exigencias de justicia.

“¿Hasta dónde llega la maldad humana?”, escribió una usuaria. Otra vecina fue más tajante: “Eso no tiene perdón”.

La indignación popular ha sido inmediata. Los habitantes de Palmira piden “mano dura” contra los responsables, especialmente por la participación de una menor de edad. Pero, junto a la rabia, crece un sentimiento de miedo e impotencia: muchos se preguntan cómo la violencia ha llegado tan lejos en una provincia que hasta hace poco era considerada una de las más tranquilas del país.

El suceso ocurre apenas días después de otro ataque violento en la misma localidad, cuando Yesenia Duarte, una joven de Palmira, fue golpeada y abandonada por dos hombres encapuchados. Logró sobrevivir, pero su caso —denunciado por el activista Saúl Manuel— generó preocupación por el aumento de hechos violentos en la región.

“Esto se ha convertido en una isla peligrosa”, lamentó una residente en Facebook. Aunque la familia de Pablo confirmó que sigue con vida, tras circular rumores falsos sobre su fallecimiento, el episodio ha dejado una profunda huella de temor y desconfianza entre los cienfuegueros.

La comunidad, aún conmocionada, reclama justicia y medidas efectivas ante una escalada de violencia que rompe la paz de los barrios y deja una pregunta abierta: ¿qué está pasando en Cuba para que la traición y el crimen lleguen hasta el propio hogar?

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