En un evento promocionado como un avance en la producción de alimentos, el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, inauguró este jueves la empresa agroindustrial 13 de Agosto en la provincia de Mayabeque. Según declaraciones del propio Marrero, esta nueva entidad tiene como objetivo central producir alimentos de manera "integral y sostenible", utilizando los municipios como núcleo de la vida económica y social del país. Sin embargo, la realidad en las calles sugiere que las promesas del Gobierno difícilmente alcanzarán a resolver la crisis alimentaria que afecta a millones de cubanos.

Durante su discurso, Marrero subrayó la necesidad de que instituciones y empresas sigan este modelo, aludiendo a que "si todo el mundo produce alimentos y los vende a sus trabajadores", se aliviará la presión sobre los sistemas de abastecimiento del país. Estas palabras, no obstante, contrastan con la realidad cotidiana, donde la mayoría de las empresas estatales apenas logran operar por la falta crónica de insumos, maquinaria y financiamiento.

La empresa 13 de Agosto se dedicará a diversas actividades, como la crianza de cerdos y ganado caprino, la acuicultura, y la siembra de cultivos. También se proyecta como un centro de procesamiento industrial de alimentos. Sin embargo, las palabras del Primer Ministro evidencian que el proyecto enfrenta los mismos desafíos que tantas otras iniciativas gubernamentales: la ineficiencia, las pérdidas y la falta de recursos básicos.

Mientras Marrero instaba al colectivo de trabajadores a "funcionar bien" y ser "eficientes", los ciudadanos se preguntan si esta inauguración será algo más que propaganda en un país donde la escasez de alimentos y productos básicos continúa agravándose. Para muchos, esta retórica oficialista solo perpetúa la desconexión entre las altas esferas del poder y las penurias que enfrentan diariamente los cubanos.

El director de la empresa, Nelson Aguiar Cisneros, justificó las dificultades bajo el argumento de la "economía de guerra" impuesta, según él, por factores externos. Sin embargo, analistas y ciudadanos críticos apuntan que la crisis alimentaria y económica de Cuba es resultado directo de la ineficiencia del modelo estatal centralizado, que durante décadas ha mostrado ser incapaz de garantizar el suministro básico para la población.

A pesar de las declaraciones triunfalistas, la inauguración de esta empresa no ofrece soluciones inmediatas ni tangibles a los problemas que aquejan a los cubanos, quienes continúan enfrentando una realidad marcada por colas interminables, altos precios y una falta generalizada de esperanza en las promesas del Gobierno.

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