Nelson Benites Torres, un anciano de 73 años con diagnóstico de demencia senil, desapareció de su hogar en Santiago de Cuba a mediados de junio y fue hallado 21 días después en la provincia de Guantánamo, en condiciones críticas.

Tres días más tarde, falleció sin que se determinara oficialmente la causa de su muerte, pues nunca se le realizó una necropsia. La noticia ha provocado desconcierto y malestar en la comunidad.

Según el testimonio de un familiar cercano, que pidió el anonimato, Benites fue encontrado con evidentes signos de desnutrición, deshidratación y desorientación. Tras su hallazgo, fue trasladado a un centro médico donde recibió soluciones intravenosas para estabilizarlo.

Sin embargo, tras una breve mejora, fue dado de alta y enviado a su domicilio, aunque persistía un dolor abdominal que poco después se agravó. Cuando fue reingresado al Hospital Provincial de Santiago de Cuba, falleció en pocas horas. “Nunca se supo con certeza qué causó su muerte, porque no se le hizo una autopsia; la sala estaba contaminada, fue la única explicación que recibimos”, aseguró la fuente.

La ausencia de necropsia ha despertado sospechas y preocupación sobre la calidad del manejo clínico. También persisten dudas sobre cómo un hombre con demencia logró desplazarse a otra provincia sin ser identificado por las autoridades.

“Durante tres semanas estuvo perdido en algún sitio, en algún hospital, sin que nadie lograra identificarlo, sin que se activara ninguna alerta”, reclamó una vecina.

Este caso no es aislado. Se han reportado otros incidentes similares, como el de Aurelio Martínez, un anciano con alzhéimer en Villa Clara que desapareció por varios días antes de ser hallado en mal estado a kilómetros de su casa, o el de Carmen Pérez, una mujer mayor que murió en La Habana tras no recibir atención adecuada pese a múltiples ingresos hospitalarios.

En Cuba, los adultos mayores con enfermedades cognitivas viven en una situación de creciente vulnerabilidad. La escasez de centros especializados, la sobrecarga del sistema sanitario y la falta de protocolos efectivos para personas desaparecidas agravan su condición.

Organizaciones independientes han pedido mayores garantías, seguimiento y atención para este sector. La historia de Nelson Benites Torres deja al descubierto un drama silencioso: la fragilidad de los ancianos en una sociedad donde cada día resulta más difícil envejecer con dignidad.

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