Ancianas camagüeyanas viven rodeadas de basura mientras el gobierno mira a otro lado
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 6 de noviembre de 2025
En pleno corazón de Camagüey, donde alguna vez reinó el orden y la limpieza, dos ancianas sobreviven entre montañas de basura, moscas y malos olores. Astrid, una mujer de más de 70 años, cuida a su madre enferma mientras enfrenta el abandono institucional y la crueldad de sus propios vecinos.
Desde hace cuatro años, la esquina de A y Horca se convirtió en un vertedero improvisado, y aunque Astrid ha denunciado, limpiado y suplicado ayuda, las autoridades no han hecho nada.
Peor aún, una delegada local le llegó a decir que “hay una orientación para dejar la basura ahí”. Así, la orden absurda se impuso sobre la dignidad humana. Frente a su casa, donde debería haber una acera limpia, hoy crece un basurero pestilente junto a una MIPYME de víveres. El olor es insoportable y el riesgo sanitario, evidente.
Los vecinos están divididos entre la empatía y la indiferencia. Mientras algunos defienden a las ancianas y culpan al gobierno, otros las responsabilizan por no limpiar lo que no les corresponde.
Pero ¿cómo puede una mujer enferma y sin recursos encargarse de recoger la basura de todo un barrio? Esa no es su tarea: es la del Estado, el mismo que promete “continuidad” mientras se desmorona entre ruinas y miseria.
Camagüey, que fue una de las ciudades más limpias y hermosas del país, hoy se hunde en la podredumbre. La basura no solo tapa los desagües, sino también la conciencia de quienes deberían proteger a sus ciudadanos más vulnerables. Astrid y su madre no piden caridad, piden respeto. Piden vivir con la dignidad que cualquier ser humano merece.
Y mientras ellas esperan una respuesta, Cuba entera se convierte, esquina tras esquina, en un vertedero de promesas rotas.
Del perfil de José Luis Tan