En una de las reorganizaciones más agresivas de la era moderna, la administración Trump comenzó el despido inmediato de alrededor de mil 300 empleados del Departamento de Estado.
Entre los afectados, se incluyen mil 107 trabajadores civiles y aproximadamente 246 funcionarios del Servicio Exterior asignados en EE. UU., quienes ya comenzaron a recibir sus avisos de despido.
Según fuentes internas consultadas por NBC News, las notificaciones comenzaron a enviarse por correo electrónico con la instrucción de que los empleados entreguen sus pertenencias oficiales, computadoras, teléfonos y pasaportes diplomáticos.
Se espera que los despidos se completen en varias horas debido a la saturación del sistema interno de la agencia.
El secretario de Estado Marco Rubio, impulsor de la iniciativa, justificó los recortes como parte de un plan deliberado para eliminar funciones “redundantes o no esenciales”, con el fin de centrarse en una política exterior más alineada con las prioridades de la administración.
La meta, según Rubio, es recortar entre el 15 % y el 18 % de la plantilla nacional, actualmente compuesta por cerca de 18 mil 700 trabajadores. Estos movimientos son parte de una reestructuración más amplia del gobierno federal, respaldada por una decisión reciente de la Corte Suprema que anuló una suspensión temporal que impedía dichos recortes. En paralelo, otras agencias como NOAA han enfrentado recortes similares y protestas de sus empleados.
La respuesta no se hizo esperar: la American Foreign Service Association (AFSA), sindicato que representa a los diplomáticos, calificó los despidos como un “golpe catastrófico contra nuestros intereses nacionales” y advirtió que podrían minar significativamente la capacidad diplomática de EE. UU. en un momento de alta tensión global.
Los pasillos del Departamento, algunas oficinas —como las dedicadas a derechos humanos y refugiados— están siendo absorbidas por unidades regionales, lo que incrementa la preocupación entre el personal especializado
El episodio ha tenido un fuerte impacto emocional. Con lágrimas y aplausos al “clap out” de colegas que abandonan la agencia, las imágenes de empleados cargando cajas con sus pertenencias muestran la magnitud del cambio estrutural.
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