El Consejo de Estado de Cuba, siguiendo directrices del único partido político permitido en el país, el Partido Comunista de Cuba (PCC), ha anunciado recientes movimientos de cuadros que resaltan la centralización del poder y la falta de procesos democráticos transparentes en la isla.
En una jugada que refleja la continuidad de la estructura autoritaria del estado, Ricardo Cabrisas Ruiz fue removido de su cargo como ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, aunque se le mantendrá en la alta esfera del gobierno como vice primer ministro. Este cambio se realiza sin una consulta popular o un proceso electoral abierto, lo cual es usual en un sistema donde el PCC controla todas las decisiones importantes.
Oscar Pérez-Oliva Fraga, hasta ahora viceministro primero del mismo ministerio, ha sido designado para remplazar a Cabrisas. A sus 53 años, Pérez-Oliva trae consigo una trayectoria en el sector del comercio exterior pero su nombramiento, decidido sin participación ciudadana, plantea preguntas sobre la renovación política y la inclusión de nuevas voces en la administración del país.
Estos movimientos subrayan la falta de separación entre el partido y el estado, y la inexistencia de un verdadero sistema democrático donde los ciudadanos tengan voz en las decisiones que afectan el futuro del país. La continuidad en los puestos de poder sin una verdadera rendición de cuentas a la población pone en evidencia la naturaleza autocrática del régimen cubano, donde cambios de esta índole son más una formalidad dentro de las filas del partido que un reflejo de aspiraciones o demandas populares.
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