La violencia en Cuba sigue siendo un problema alarmante, a pesar de los intentos de las autoridades por minimizar su gravedad. Un reciente asalto en Colón, provincia de Matanzas, ha dejado a la comunidad conmocionada. Ricardo García, conocido en la localidad como "Ñiquiñaca", fue brutalmente atacado para robarle su cadena de oro, su dinero y su motorina.
Los agresores no solo lo despojaron de sus pertenencias (cadena de oro, dinero y su motorina) sino que también lo golpearon salvajemente en la cara y lo apuñalaron. Ricardo ahora se encuentra en terapia intensiva, intubado y en estado muy grave.
Este incidente no es un caso aislado. La violencia en las calles cubanas ha ido en aumento, con otros ejemplos que reflejan esta preocupante tendencia.
En La Habana, un hombre fue atacado a machetazos por su expareja en Campo Florido, quedando gravemente herido y con múltiples mutilaciones. A pesar de la gravedad del ataque, las autoridades no han logrado capturar al agresor, dejando a la víctima y a su familia en constante temor.
Otro caso perturbador es la desaparición de Lali Paola, una niña de tres años, y el asesinato de su madre, Teresa Moliner Bosa, en Cojímar. A pesar de los esfuerzos de la familia por localizar a la niña y encontrar justicia para Teresa, las autoridades no han dado respuestas claras, aumentando la desesperación y la desconfianza en la efectividad policial.
Estos incidentes ponen de manifiesto la creciente inseguridad en Cuba y la aparente incapacidad de las autoridades para controlar la violencia. La comunidad se pregunta hasta cuándo se seguirá negando el problema y qué medidas concretas se tomarán para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
La recuperación de Ricardo García es ahora una esperanza compartida por muchos, quienes también claman por justicia y por un cambio real en la situación de seguridad en el país.
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