Elvis Amoroso, el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, figura fundamental en las recientes elecciones que otorgaron una victoria controvertida al régimen de Nicolás Maduro, ha desaparecido de la vida pública durante diez semanas.
La última vez que se le vio fue el 5 de agosto, cuando asistió al Tribunal Supremo de Justicia para certificar el supuesto triunfo de Maduro sobre el candidato opositor Edmundo González Urrutia. Desde entonces, su paradero ha sido un misterio, generando rumores y especulaciones sobre su situación.
Las elecciones del 28 de julio han sido objeto de rechazo por parte de la oposición venezolana y varios líderes internacionales, quienes cuestionan la legitimidad de los resultados. El Centro Carter, uno de los observadores de la elección, presentó ante la OEA el 83,50% de las actas de escrutinio, evidenciando que González Urrutia habría obtenido al menos el 60% de los votos.
Fuentes del Nuevo Herald sugieren que Amoroso podría haber sido detenido por fuerzas del régimen y actualmente estaría recluido en un complejo militar de Fuerte Tiuna en Caracas. Se afirma que el presidente del CNE intentó escapar del país, lo que habría llevado a su captura.
La importancia de Amoroso en las elecciones del 28 de julio es indiscutible. En una declaración televisada, el funcionario cercano al régimen anunció que Maduro había sido reelegido con el 52% de los votos, aunque nunca presentó las actas de escrutinio. Afirmó que el sistema electoral había sido objeto de un ataque cibernético desde Macedonia, una justificación que ha suscitado más dudas que certezas.
La lealtad de Amoroso es crucial para el régimen de Maduro. Su posible deserción o confesión sobre la manipulación de los resultados podría agudizar aún más las críticas a la legitimidad del actual gobierno. La situación de Amoroso ha sido comparada con la de Tareck El Aissami, exministro de Petróleo de Venezuela, quien también fue detenido de manera encubierta por el régimen, acusado de corrupción.
El silencio sobre el destino de Amoroso y las circunstancias que rodean su desaparición podrían reflejar la tensión interna dentro del régimen y su temor a las repercusiones que podría tener una crisis de confianza en las instituciones electorales.
A medida que la situación se desarrolla, muchos se preguntan si el régimen tomará medidas para abordar la creciente presión internacional sobre la legitimidad de las elecciones en Venezuela. La falta de información clara sobre el paradero de Amoroso y su posible estado de detención podría tener repercusiones no solo para el CNE, sino también para la imagen del régimen de Maduro en un contexto internacional cada vez más crítico.
En un entorno donde la transparencia y la confianza en las instituciones son esenciales para la estabilidad política, el silencio sobre la situación de Elvis Amoroso plantea serias interrogantes sobre la dirección futura de Venezuela y su proceso electoral. La comunidad internacional seguirá de cerca esta situación, esperando que la verdad salga a la luz.
(Con información de "El Colombiano")
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