La situación energética en Cuba ha llegado a un punto crítico, con apagones prolongados que afectan a gran parte de la población y sin soluciones claras en el horizonte. Las recientes declaraciones de las Empresas Eléctricas de Pinar del Río y Matanzas ponen de manifiesto la grave crisis que enfrenta el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), el cual está luchando por mantener la generación de electricidad en medio de un déficit creciente.
En Pinar del Río, la Empresa Eléctrica ha informado que debido a la complejidad del estado del SEN y el considerable déficit de capacidad de generación, es posible que no se pueda cumplir con la rotación de los apagones según la programación prevista. Esto significa que los apagones, que ya son una carga diaria para los cubanos, podrían extenderse aún más, dejando a muchas familias sin electricidad durante periodos más prolongados. El restablecimiento del servicio, advierten las autoridades, dependerá en gran medida del comportamiento de la demanda y la disponibilidad del sistema eléctrico, lo que añade incertidumbre a una situación ya de por sí difícil.
En Matanzas, la situación no es mejor. La empresa eléctrica local ha comunicado que, debido a la misma crisis en el SEN, se ha vuelto imposible cumplir con la rotación planificada de los apagones. En lugar de seguir un esquema preestablecido, los cortes de electricidad ahora pueden durar de seis a ocho horas, con solo dos horas de servicio eléctrico entre ellos. Este patrón de suministro intermitente está generando un enorme estrés en la población, que depende de la electricidad no solo para las actividades diarias, sino también para mantener la refrigeración de alimentos y medicamentos, vitales en un clima tropical.
Las autoridades eléctricas de ambas provincias han hecho hincapié en que el restablecimiento del servicio se realizará, cuando sea posible, priorizando a los clientes que más tiempo han estado sin electricidad. Sin embargo, las promesas de restablecimiento dependen de la mejora en las condiciones del sistema, algo que parece cada vez más lejano.
Esta situación refleja una crisis energética nacional que ha empeorado en los últimos meses, con un sistema eléctrico que parece estar al borde del colapso. La falta de inversiones, el deterioro de las infraestructuras y la incapacidad para generar energía suficiente están hundiendo a Cuba en una espiral de apagones que afecta a todos los aspectos de la vida diaria.
Sin una solución a la vista, los cubanos enfrentan un futuro incierto, con apagones que no solo interrumpen su vida diaria, sino que también simbolizan una crisis más profunda que afecta a todo el país. Mientras tanto, la población sigue esperando, en la oscuridad, un cambio que parece no llegar.
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