Un operativo de la Aduana General de la República de Cuba impidió el ingreso al país de 30,000 dólares falsos y una nueva forma de droga en tirillas sublinguales con THC, según informó William Pérez González, vicejefe primero de la entidad, a través de la red social X.
La detección se llevó a cabo en el marco de los controles reforzados que la Aduana ha implementado para combatir el tráfico de sustancias ilícitas. En un comunicado en su cuenta de Facebook, el organismo señaló que el dinero falso provenía de Estados Unidos y estaba destinado, al parecer, para fines didácticos, como el uso en producciones audiovisuales.
Además del intento de ingresar la falsa divisa, las autoridades aduaneras alertaron sobre la presencia de una nueva modalidad de consumo de drogas en la isla: tirillas sublinguales impregnadas con THC, el principal componente psicoactivo de la marihuana. Este tipo de presentación es de fácil transporte y consumo, lo que lo convierte en una preocupación para las autoridades encargadas de frenar la entrada de narcóticos al país.
El régimen dice mantener una política de tolerancia cero frente a las drogas y que refuerza sus controles para evitar el tráfico de sustancias ilegales.
Sin embargo, la crisis del consumo de drogas en Cuba se ha convertido en un problema creciente e incontrolable. En los últimos años, el acceso a sustancias ilícitas ha aumentado significativamente, con redes de distribución que operan en las principales ciudades del país. Este fenómeno ha derivado en un incremento alarmante de la violencia, los robos y los asaltos, especialmente en barrios periféricos donde la inseguridad ha alcanzado niveles sin precedentes.
Las autoridades, aunque intentan frenar esta problemática, parecen incapaces de contener el avance del narcotráfico y el consumo de drogas en la isla. La falta de recursos y la corrupción dentro de los propios cuerpos de seguridad han facilitado que el mercado ilegal prospere, afectando gravemente a la juventud cubana. Mientras el gobierno insiste en su política de “tolerancia cero”, la realidad en las calles muestra una situación fuera de control, donde cada vez más personas recurren al consumo y tráfico de estupefacientes como una vía de escape ante la crisis económica y social que atraviesa el país.