Dianelis Arozarena, madre de la joven discapacitada Silenay de la Caridad González Arozarena, ha vuelto a alzar su voz en medio del silencio institucional. Residente en el municipio de Boyeros, La Habana, Dianelis denunció en marzo su precaria situación habitacional, agravada por las necesidades especiales de su hija de 17 años. Hoy, su situación se ha vuelto aún más alarmante: asegura estar recibiendo amenazas directas por parte del régimen cubano.

La madre afirma que las intimidaciones comenzaron tras hacer pública su situación. En un nuevo mensaje enviado a través de esta página, declaró:

“Hago un llamado urgente y responsable a las instituciones de Cuba que tienen el deber de proteger a Silenay y a todos los niños. Exijo que cesen de inmediato las amenazas y presiones que he estado recibiendo en relación con ella.”

La situación médica de Silenay también se ha deteriorado. Recientemente sufrió una convulsión y, ante la escasez de medicamentos, fue el propio médico quien tuvo que comprar el tratamiento de su bolsillo.

Este acto evidencia la negligencia del sistema de salud hacia los más vulnerables, y pone en riesgo la vida de una menor que requiere atención constante y especializada.

“Como madre, no voy a permitir que se vulneren sus derechos ni su integridad emocional”, continúa Dianelis, quien asegura poseer audios que prueban las amenazas recibidas. “Si esta situación no se detiene, los haré públicos para que el mundo sepa la verdad”.

Su mensaje final es un grito desesperado pero firme:

“No me voy a callar. No estoy sola. Y no voy a parar hasta que Silenay esté segura y sus derechos sean respetados”.

El caso de Silenay refleja no solo el abandono sistemático que sufren las personas con discapacidad en Cuba, sino también la persecución a quienes se atreven a exigir justicia.

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© LaTijera

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