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Alessandro Piga, ex de Samantha Espineira, reaparece en “libertad”, mientras persisten las preguntas sobre su pasado judicial

Redacción de CubitaNOW ~ jueves 25 de diciembre de 2025

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Alessandro Piga volvió a colocarse frente al público digital como si el paréntesis nunca hubiera existido. Su cuenta de Instagram, que en 2024 quedó marcada por comentarios que lo señalaban por presunto bank fraud y por la sombra de una detención federal, muestra ahora publicaciones recientes con una estética de “regreso”, frases sobre libertad y una narrativa de reinicio personal que no pasa inadvertida para quienes recuerdan el expediente.

En uno de sus mensajes más visibles, fechado el 7 de diciembre de 2025, Piga escribe: “Freedom feels different when you’ve earned it the hard way”. La frase funciona como declaración de etapa y, al mismo tiempo, como guiño a una audiencia que lleva meses preguntándose qué ocurrió realmente con él. Basta leer los comentarios para comprobarlo: “¿Él no estaba preso?”, “¿Y él no estaba preso?”, se repite como eco constante. Ese murmullo es parte central del hecho noticioso.

La última cobertura periodística verificable lo situaba en el centro de una investigación federal en el sur de Florida. El 27 de julio de 2024, Piga —entonces pareja de la influencer cubana Samantha Espineira— fue arrestado por el U.S. Marshals Service bajo acusaciones de conspiración para cometer fraude bancario y quedó recluido en el Federal Detention Center Miami a la espera de juicio.

Registros públicos en CourtListener y PacerMonitor confirman que el caso fue presentado en julio de 2024 y figura como “terminado” en agosto del mismo año, un dato técnico que confirma movimiento procesal, aunque no detalla sentencia ni acuerdo.

Desde entonces, Piga quedó asociado a dos planos simultáneos: el expediente judicial y la performance digital de abundancia y motivación. Samantha Espineira eliminó las fotos con él en octubre de 2024 y siguió su vida. Piga, por su parte, reaparece ahora promoviendo comunidades, trading y “apps para hacer dinero”, retomando un molde previo, pero con un subtexto inevitable: la palabra “libertad” como sello.

Lo que no puede confirmarse solo con Instagram es su estatus legal actual. Lo que sí es claro es que su regreso apuesta por la ambigüedad como combustible: el creador publica, la audiencia recuerda, pregunta y comenta, y la polémica se integra al engagement. En el ecosistema influencer, ese silencio calculado también comunica.


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