El actor cubano Alejandro Cuervo volvió a ser tendencia este fin de semana, y no solo por su talento frente a las cámaras, sino por un gesto que combina romanticismo y marketing de alto voltaje.

En un video que ya circula en todas las redes sociales, Cuervo sorprende a su esposa, la odontóloga Arletis Rodríguez, con un automóvil eléctrico blanco, adornado con un enorme lazo rojo. La reacción de Arletis no se hizo esperar: abrazos, besos y lágrimas de emoción marcan el momento en que sube al auto por primera vez.

Pero detrás del regalo hay una estrategia clara: el vehículo, un FAW Bestune NAT E5 distribuido por MCV Comercial S.A., representante oficial de Mercedes-Benz en Cuba, se convierte en una plataforma de promoción para la empresa. Alejandro no dudó en acompañar el regalo con un mensaje en Instagram: “Las grandes decisiones se toman con el corazón, pero también con la certeza de estar en buenas manos. Te amo, mi reina… Con MCV Comercial S.A encuentras transparencia, respaldo y garantías reales”.

El FAW Bestune NAT E5 es un vehículo eléctrico con autonomía de 315 kilómetros por carga y un precio final de 20,280 USD, un lujo que contrasta con la dura realidad económica que vive Cuba: apagones frecuentes, inflación desbordada, desabastecimiento de alimentos y medicamentos, y transporte público colapsado.

Esta disonancia despierta un debate intenso en redes sociales, donde muchos usuarios critican la desconexión de las promociones de lujo con la vida diaria de los cubanos.

MCV Comercial S.A. ha impulsado campañas similares con otras figuras públicas cubanas, como Haila María Mompié y Carlos Luis González, combinando arte y publicidad para posicionar modelos de lujo y gama media en un mercado extremadamente limitado.

La estrategia, aunque efectiva para generar visibilidad, también expone la creciente brecha entre las celebridades y la población general, que enfrenta dificultades cotidianas para satisfacer necesidades básicas.

El regalo de Alejandro Cuervo no es solo una muestra de cariño personal, sino un símbolo de cómo el lujo y el marketing se cruzan en un país en crisis. Las reacciones no se han hecho esperar: mientras algunos celebran el gesto romántico y la innovación del vehículo eléctrico, otros lo ven como un reflejo de la burbuja de privilegios en la que viven ciertos sectores de la sociedad cubana.

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