El cubano Orlando Capote asegura que su modesta casa situada en la ciudad de Coral Gables nunca estará a la venta. Los inversionistas llevan años intentando comprarla.

"Déjame a mí en mi casa, con mis recuerdos y con la mata de mango que ya no da mangos", explica el cubano a BBC Mundo.

Capote llegó a Miami en el año 1969 con su familia. Sus padres demoraron dos décadas en poder comprar la vivienda. Varios años después, un desarrollador comenzó a adquirir las propiedades del barrio para construir grandes edificios. En ese entonces, el padre de Orlando estaba enfermo y no quisieron vender.

Tiempo después su madre se cayó en la cocina y la ambulancia no pudo acceder a la casa por todos los equipos de construcción que habían situado en el área.

"No pudieron. Tuvieron que aparcarse a más de 200 pies de la casa [60 metros], tuvieron que poner a mi mamá en una camilla y llevarla hasta la esquina", cuenta.

La mujer falleción si que pudiera regresar a su hogar. Una demanda de Capote por lo sucedido fue desestimada.

Aunque continúan intentando comprarla, Orlando cree que los inversionistas y desarrolladores hacen ofertas engañosas y que él ha decidido continuar viviendo en el lugar.

"Si el gobierno te quita algo, tiene que hacerlo a través de un procedimiento debido y con una compensación justa. Las auditorias no siguieron el procedimiento correcto. Nos quitaron el derecho en un proceso que no era legal. Nuestros derechos de luz, de aire, de visibilidad, nos los han quitado", señala.

"Mientras siga pagando sus impuestos y cumpliendo con las leyes de Coral Gables, la propiedad seguirá siendo suya y nadie podrá sacarlo de ella. Su vivienda, asegura, nunca estará en venta", indica el reporte.

La historia de resistencia de Capote ha acaparado portadas en medios locales en infinidad de ocasiones. La ciudad ha crecido mucho pero este cubano continú aferrado a su recuerdos y defendiendo su derecho ciudadano.

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