Científicos están apoyando a investigadores en Cuba para detectar toxinas peligrosas en algas marinas, responsables de brotes por mariscos contaminados. La Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) ha estado desarrollando capacidades para monitorear la ciguatera mediante técnicas nucleares e isotópicas para identificar biotoxinas en mariscos. Estas toxinas entran en la cadena alimentaria cuando peces y mariscos consumen algas contaminadas, acumulándose en peces depredadores.

El IAEA ha organizado entrenamientos en Cuba sobre el uso de ensayos de unión a receptores para detectar ciguatoxinas en muestras con múltiples variantes de toxinas. Esto permite a los científicos locales identificar peces en alto riesgo de contaminación y asegurar la seguridad de los mariscos, un método reconocido por la Unión Europea.

La detección temprana de floraciones algales dañinas que producen ciguatoxinas ha permitido a las naciones del Caribe implementar sistemas de alerta temprana. Alejandro García Moya, director del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos, destacó la importancia de los talleres del IAEA para fortalecer las capacidades de los estados insulares en desarrollo y gestionar las floraciones algales dañinas.

Se estima que la ciguatera causa entre 10,000 y 50,000 enfermedades al año. Las ciguatoxinas no se destruyen mediante cocción, congelación o enlatado. Los síntomas aparecen horas después de consumir alimentos contaminados y duran varios días, incluyendo vómitos, diarrea, debilidad muscular y mareos. Algunos afectados experimentan picazón, hormigueo o visión borrosa; otros sienten los objetos fríos como calientes y viceversa.

Un reciente artículo en el American Journal of Case Reports discutió la dificultad de diagnosticar la ciguatera. Dos pacientes, un matrimonio, consumieron el mismo pez barracuda, resultando en intoxicación. Uno presentó síntomas gastrointestinales, neurológicos y cardíacos, mientras que el otro no tuvo síntomas neurológicos pero sí problemas gastrointestinales y cardíacos severos. Estos casos resaltan el desconocimiento entre los profesionales de la salud sobre los criterios de diagnóstico de la ciguatera.

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