El exministro de Cultura y actual presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto, volvió a colocarse en la primera línea del aparato propagandístico del régimen cubano al publicar un mensaje de respaldo total a Miguel Díaz-Canel, en medio de la crisis de imagen que enfrenta el gobernante tras su polémico intercambio con una anciana afectada por el huracán Melissa.

“El enemigo miente impúdicamente y hace lo imposible para dañar su imagen; pero nuestro pueblo lo quiere, lo admira y lo reconoce como digno continuador de Fidel y Raúl. #YoSigoAMiPresidente”, escribió Prieto en su cuenta de X (antiguo Twitter).

El mensaje, acompañado del nuevo eslogan oficialista #YoSigoAMiPresidente, forma parte de una campaña digital de defensa del líder de la “continuidad”, impulsada para contrarrestar la avalancha de críticas que generó el episodio ocurrido en Granma, donde Díaz-Canel respondió con un seco “ni yo tampoco tengo para dártela ahora” a una mujer que había perdido su cama y su colchón durante el ciclón.

Pocas horas antes, Agnes Becerra, exlocutora del Noticiero Estelar de la Televisión Cubana, había publicado un mensaje de tono similar: “Cuanta mentira se pierde, va a parar a sus espaldas, pero es un hombre justo dirigiendo un país en situaciones extremas, con bloqueo y asumiendo una tarea inmensa. #YoSigoAMiPresidente”.

Ambas publicaciones, aunque presentadas como espontáneas, siguen un mismo guion propagandístico: convertir el descrédito en victimismo y presentar a Díaz-Canel como un líder asediado pero heroico, un “digno continuador” del legado de Fidel y Raúl Castro.

Horas después, el propio gobernante respondió al mensaje de Prieto, aprovechando la ocasión para felicitarlo por su 75 cumpleaños: “Al amigo entrañable y al brillante intelectual que muestra orgulloso su militancia revolucionaria sin renunciar jamás al humor cubanísimo, @AbelPrieto11, felicitaciones en tus juveniles 75”.

El intercambio revela una estrategia de autopromoción cuidadosamente calculada: Prieto actúa como portavoz emocional del poder, mientras Díaz-Canel le devuelve el gesto en tono de camaradería, reforzando la narrativa de unidad y continuidad dentro del aparato oficial.

Para muchos usuarios en redes, sin embargo, el mensaje del presidente de Casa de las Américas fue recibido como una muestra más de “chatarra propagandística”: una defensa impostada que ignora la indignación popular y repite los clichés de la “guerra mediática”.

Lejos de mejorar la imagen del mandatario, la campaña #YoSigoAMiPresidente parece haber profundizado la desconexión entre el discurso del poder y la realidad cotidiana de un país exhausto, donde cada gesto de adulación al líder resuena como una burla al dolor y la miseria del pueblo cubano.

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