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A diez meses de la libertad, Otero Alcántara entre el arte, la ansiedad y la resistencia

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 20 de septiembre de 2025

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Luis Manuel Otero Alcántara, artista visual y líder del Movimiento San Isidro, vive sus últimos diez meses en la prisión de máxima seguridad de Guanajay con una mezcla de esperanza, lucidez y profunda introspección.

A pesar del deterioro físico y las secuelas del encierro, su voz se mantiene firme y su arte no ha cesado de florecer. Desde su celda ha creado más de 4,000 pinturas, una muestra de que el espíritu creativo no puede ser silenciado, ni siquiera por los barrotes del régimen cubano.

Su historia no es solo la de un preso político; es la de un ser humano que decidió poner su cuerpo como escudo y su arte como lenguaje frente al poder autoritario. Otero no romantiza la prisión: la define como un espacio de violencia sistemática, donde cada día es una batalla contra la ansiedad, el aislamiento, la enfermedad y el olvido.

No busca mártires, ni ídolos, ni mitologías. Se define como un ser común enfrentado a una estructura bestial, que ha aprendido a sobrevivir —y resistir— con pintura, espiritualidad y dignidad.

Conceptors y realidades que trascienden en la entrevista hecha por Carlos Manuel Álvarez al preso de conciencia cubano, en la que se revela la evolución emocional e intelectual de Otero. Reflexiona sobre su posible excarcelación en 2026 con una honestidad brutal: sabe que volverá a un país que ya no es el mismo, donde sus amigos han rehecho sus vidas, y él mismo ha cambiado.

Habla de su cuerpo, de los olores, de la desconexión social, del temor a sentirse extraño incluso en su propio barrio. Aún así, mantiene la convicción de que su lugar está donde más útil pueda ser: en Cuba o en el exilio, siempre comprometido con la libertad.

Luis Manuel rechaza el odio como herramienta política. Su discurso no está motivado por el rencor, sino por una conciencia ética que lo obliga a vigilar sus propias emociones. Comprende a quienes lo traicionan, a los guardias que lo vigilan, incluso a sus carceleros. No justifica, pero tampoco deshumaniza. Esa capacidad de entender al otro, incluso en la adversidad, lo vuelve más complejo y necesario.

Desde su encierro ha conceptualizado obras como “Momento Cero”, una cuenta regresiva hacia lo incierto. Él mismo admite que el régimen podría extender arbitrariamente su condena. La incertidumbre es total, pero su resistencia no es reactiva, sino creativa. Su arte no grita consignas: documenta, interpreta, simboliza una Cuba que sufre en silencio. Y si bien su nombre ha ganado visibilidad internacional, él rechaza cualquier intento de folclorizar su encarcelamiento.

Como afirma Lara Crofs, esta historia no debe pasarse por alto. Luis Manuel Otero Alcántara es una figura esencial para entender la resistencia cultural en Cuba hoy. No por ser preso, sino por su insistencia en vivir y crear con sentido, aun cuando el Estado intenta borrarlo.

Su eventual liberación no marcará el fin de su lucha, sino el inicio de una nueva etapa, más compleja, quizás más solitaria, pero igualmente vital para el país que ama.


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