Yosvany Rosell García Caso, padre de tres niños pequeños, enfrenta una situación límite que refleja la brutal realidad de la represión en Cuba. Lleva 34 días sin ingerir prácticamente alimentos ni líquidos y su cuerpo está al borde del colapso: deshidratado, desnutrido, con los riñones en falla y el corazón al borde del paro.

Su único “delito” fue ejercer su derecho a protestar pacíficamente el 11 de julio de 2021, exigiendo libertad y alimentos para todos los ciudadanos. Por ello, el régimen lo condenó a 15 años de prisión, imponiéndole un castigo cruel y desproporcionado que equivale a una muerte lenta y prolongada.

Mientras Yosvany lucha por sobrevivir en la terapia intermedia del hospital de Holguín, su esposa Mailin Sánchez clama desesperadamente por su liberación. La familia vive bajo constante vigilancia y amenaza por parte de la Seguridad del Estado, obligada a callar ante la injusticia que se cierne sobre ellos. Esta situación refleja la falta de humanidad del régimen cubano: mientras proclama ideales de “revolución” y “derechos humanos”, ignora tortura y destruye la vida de quienes se atreven a alzar la voz.

El caso de Yosvany no es un hecho aislado; es parte de un patrón sistemático de represión contra los manifestantes del #11J y todos los presos políticos en Cuba. Cada día que pasa sin acción pone en riesgo la vida de quienes han sido encarcelados por expresar su derecho a disentir. La denuncia pública y la solidaridad son las herramientas que pueden evitar que estas tragedias se repitan.

Es urgente que la comunidad internacional y la sociedad civil cubana se movilicen: la vida de Yosvany y la de otros presos políticos depende de nuestra voz y nuestra acción. Basta de miedo, de silencio, de represión, de hambre y de muerte. Cada minuto que pasa sin justicia, cada día que Yosvany sigue desnutrido y al borde de la muerte, es un recordatorio de la urgencia de exigir libertad y dignidad.

Hoy, Yosvany lucha por sobrevivir; mañana, cualquiera podría enfrentar la misma injusticia. La libertad inmediata para Yosvany Rosell García y para todos los presos políticos del #11J no es solo un acto de justicia, sino una obligación moral. ¡No podemos permanecer indiferentes!

Del perfil de Lara Crofs

Recomendado para ti