La violencia que estremeció a la provincia de Artemisa conmovió a toda Cuba. Las víctimas fueron Francisco Torres Rodríguez, de 80 años, y su hijo Yaciel Torres Remedio, de 37, quienes fueron asesinados en la finca El Cusco, muy cerca de Las Terrazas, estas son las primeras imágenes de las victimas puestas en las redes sociales.
El autor de este crimen, identificado como Eribel Cabeza, era un prófugo de la prisión de La Ceiba, de donde había escapado hacía una semana.
Durante su fuga, Cabeza se convirtió en una seria amenaza para las comunidades rurales de la zona.
Armado y con un historial de violencia, no solo acabó con la vida del padre y su hijo, sino que además se le atribuye el asesinato de su expareja en el municipio de San Cristóbal, a pocos kilómetros del lugar de los primeros hechos.
El temor en la población creció, pues todo indicaba que el fugitivo podía volver a atacar.
Finalmente, las fuerzas del orden lograron ubicarlo en la localidad de Valdéz, Bahía Honda.
Al verse acorralado, el criminal intentó quitarse la vida disparándose con su propia escopeta. Sin embargo, sobrevivió al intento y fue reducido en estado crítico.
Trasladado de urgencia, primero pasó por hospitales locales y finalmente ingresó en el Hospital Calixto García de La Habana, donde permanece bajo custodia policial y en estado delicado de salud.
El perfil de Facebook "Nio reportando un crimen" fue uno de los que dio detalles de lo ocurrido, confirmando la identidad de las víctimas y señalando la captura del prófugo como un paso hacia la justicia.
El caso ha generado enorme indignación en Artemisa y en todo el país, pues la brutalidad de los hechos dejó marcada a una familia y a una comunidad entera.
Vecinos de Las Terrazas y San Cristóbal reclaman que se haga justicia plena por las muertes de Francisco y Yaciel, así como por la expareja de Eribel, también víctima de su violencia desmedida.
La detención de este individuo pone fin a una semana de angustia, pero abre un debate sobre cómo un fugitivo tan peligroso pudo moverse durante días sembrando terror.
Para muchos, el hecho de que esté con vida representa una oportunidad para que los tribunales lo juzguen por cada uno de sus crímenes.