La mañana del lunes 10 de noviembre de 2025 quedó marcada por una tragedia en el suburbio de Coral Springs, Florida, cuando un pequeño avión que partía con destino a Jamaica para entregar ayuda humanitaria tras el paso del huracán Huracán Melissa, se estrelló en un estanque de una zona residencial, cobrando la vida de sus dos ocupantes.
Las víctimas fueron identificadas como el padre, Alexander Wurm, de 53 años, y su hija, Serena Wurm, de 22 años, quienes estaban al frente de la organización humanitaria Ignite the Fire Ministry, según un comunicado difundido por la misma institución.
El aparato, identificado como un modelo Beechcraft King Air‑tipo B100, despegó del aeropuerto Fort Lauderdale Executive Airport poco después de las 10:14 a.m. y cayó en el sector residencial de la calle NW 57th Terrace, cerca de la comunidad cerrada Windsor Bay.
Imágenes captadas por cámaras de vigilancia muestran cómo el avión rozó la copa de una palma y parte de la cerca de una propiedad antes de hundirse en el estanque del patio trasero de una vivienda. Los equipos de emergencia llegaron al lugar en apenas cinco minutos, pero no encontraron sobrevivientes: la búsqueda inmediata se convirtió en operación de recuperación.
El mensaje de la iglesia que estaba al frente de la misión humanitaria destaca que Alexander y Serena consagraron su vida al servicio de los demás: “Su último vuelo representó la entrega, la fe y la compasión”, expresó el comunicado. Serena, además, había seguido los pasos de su padre en las labores de ayuda social.
El accidente se produjo en medio de un contexto de emergencia en Jamaica, donde el huracán Melissa — de categoría 5 al tocar tierra — dejó decenas de miles de viviendas dañadas o sin techo, y desplazó a numerosas familias. Esta misión había partido precisamente para colaborar con la recuperación de la isla caribeña.
Las autoridades, incluyendo la National Transportation Safety Board (NTSB) y la Federal Aviation Administration (FAA), han iniciado una investigación para determinar las causas del siniestro. Hasta el momento no se ha precisado con claridad si hubo falla mecánica, error humano o condición climática implicada.
Este episodio de dolor recuerda la fragilidad de las misiones humanitarias que, aun con la mejor intención, se enfrentan a riesgos reales. Las comunidades de Coral Springs y de la organización de socorro lamentan la pérdida de dos personas que viajaban para ayudar a los más vulnerables.
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