El físico de las influencers suele ser motivo de conversación (y polémica) en redes sociales, y Daniela Reyes, una de las creadoras de contenido cubanas más seguidas, lo sabe bien. Su reciente confesión sobre el uso de bótox preventivo desató opiniones divididas entre sus seguidores, especialmente por su edad: 27 años. ¿Es demasiado joven para este tipo de tratamientos? Ella misma ha querido responder alto y claro.
Lejos de esquivar las críticas, Daniela optó por la transparencia. A través de varias historias en Instagram, explicó sin rodeos por qué decidió recurrir al bótox, cómo fue el procedimiento y qué efectos ha notado. “Estoy a punto de cumplir 28 años. Soy joven, extremadamente joven, pero el bótox no se aplica según la edad, sino según lo que cada quien necesita”, afirmó con firmeza.
La influencer explicó que su gesto facial habitual, en especial al fruncir el ceño —algo que hace a menudo por problemas de visión— podría generar líneas de expresión prematuras en la frente. De ahí que haya optado por el bótox como medida preventiva, y no como una transformación estética radical.
Sobre el procedimiento, Daniela fue igual de directa: “No soy la más sensible, pero tampoco una roca. Es molesto, sí, pero no doloroso. Para que yo diga que algo duele, tiene que doler de verdad”. Comentó que el proceso fue rápido y que colaboró quedándose totalmente quieta para lograr un buen resultado.
Además del entrecejo y la frente, la joven se aplicó bótox en los músculos maseteros, una zona relacionada con el bruxismo, el hábito de apretar los dientes de forma inconsciente, sobre todo durante el sueño. “El bótox ayuda a relajar esos músculos y aliviar molestias”, explicó.
Con este gesto de apertura, Daniela se suma a una generación de influencers que promueven la honestidad en torno a los cuidados estéticos. En un momento donde los tratamientos preventivos son cada vez más comunes, su mensaje resuena: “Cada cuerpo es un mundo, y cada decisión estética debe tomarse desde el autoconocimiento, no desde la presión social”.
Mientras algunos siguen criticando, Daniela defiende una postura clara: cuidar de uno mismo, desde el respeto y la libertad personal. En 2025, hablar de bótox ya no es tabú. Y figuras como ella ayudan a normalizarlo.
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