El presidente cubano Miguel Díaz-Canel reconoció públicamente que Venezuela continúa enviando petróleo a la isla gracias a un mecanismo no revelado que sortea las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Durante una reciente emisión del pódcast oficialista Desde la Presidencia, Díaz-Canel abordó la severa crisis energética que vive Cuba junto al ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy. En ese espacio, se discutieron los prolongados apagones que afectan a la población y las estrategias que el Gobierno implementa para paliar la escasez de combustible.
Según explicó De la O, a pesar de la reducción en los envíos desde Venezuela por las restricciones de Washington sobre el gobierno de Nicolás Maduro, el suministro no se ha detenido completamente. “Seguimos recibiendo crudo. Hemos encontrado fórmulas”, señaló el ministro sin ofrecer detalles.
A continuación, Díaz-Canel añadió: “Es una fórmula que no vamos a divulgar para que no nos la persigan”. Esta frase generó reacciones entre analistas, que señalan el uso de métodos opacos como una muestra del creciente aislamiento económico del país.
El mandatario volvió a culpar al embargo estadounidense por los problemas energéticos de la isla, afirmando que una de las expresiones más severas del “bloqueo” es la “persecución energética y financiera”, que dificulta las transferencias para pagar el petróleo importado.
Por su parte, De la O denunció que en varias ocasiones el país ha enfrentado trabas para concretar pagos, lo que ha afectado la llegada de combustible y de piezas esenciales para mantener en funcionamiento las deterioradas plantas termoeléctricas.
“El bloqueo es perverso y real, aunque algunos se nieguen a aceptarlo”, insistió Díaz-Canel, responsabilizando a las sanciones del colapso energético.
Cuba enfrenta desde agosto de 2024 un recrudecimiento de la crisis eléctrica, con cortes diarios que superan las 18 o incluso 20 horas en muchas provincias. En los últimos siete meses se han registrado cuatro apagones nacionales, evidenciando la fragilidad del sistema.
El parque termoeléctrico del país opera con tecnología obsoleta, falta de repuestos y un mantenimiento deficiente. Además, la escasez de divisas ha limitado la capacidad del Estado para importar combustibles destinados a la generación distribuida.
Expertos independientes apuntan a causas internas como la falta de inversión sostenida y la centralización total del sector energético, administrado por el Estado desde 1959. Según estimaciones, el país necesitaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para reestructurar su red eléctrica y reducir la dependencia externa.
Fuente: EFE
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