La ceremonia inaugural de las Olimpiadas de París 2024 ha desatado una ola de críticas y controversias a nivel internacional. Lo que debía ser un evento unificador y celebratorio de la diversidad y la excelencia deportiva, se convirtió en un espectáculo polarizador que ha dejado a muchos espectadores, tanto en Francia como en el extranjero, profundamente insatisfechos y ofendidos.
Uno de los aspectos más criticados de la ceremonia fue la inclusión de parodias de figuras religiosas e históricas en un contexto de drag queens. Entre los momentos más controvertidos estuvo una representación de la Última Cena de Leonardo da Vinci, en la que aparecieron varios performers, incluyendo drag queens y una mujer con una corona de halo, burlándose de la icónica pintura renacentista de Cristo y sus apóstoles. Esta escena ha sido condenada por numerosas figuras políticas y religiosas como una muestra de la decadencia cultural de la civilización occidental.
Elon Musk, fundador de Tesla y propietario de la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter), calificó el acto como "extremadamente irrespetuoso hacia los cristianos". Marion Maréchal, política conservadora francesa y miembro del Parlamento Europeo, expresó que este despliegue no representa a la mayoría de los franceses, sino a una minoría de izquierda dispuesta a cualquier provocación.
Además de las controversias religiosas, la ceremonia fue duramente criticada por su ejecución y concepto. Snoop Dogg como abanderado y una rara aparición de Celine Dion no lograron salvar la noche. En las redes sociales, particularmente en X, los espectadores manifestaron su descontento, calificando el evento como "uno de los peores" en la historia de las Olimpiadas. La introducción de los atletas en botes fue vista como un intento desesperado y mal ejecutado que carecía de atmósfera y enfoque.
El espectáculo incluyó momentos tan extraños como un hombre desnudo pintado de azul, colocado en una mesa como si fuera un pavo de Acción de Gracias, lo que llevó a muchos a cuestionar la dirección artística de la ceremonia. Aunque este hombre resultó ser Philippe Katerine, un cantante y actor francés muy querido en el país, su presencia solo exacerbó la confusión y el desagrado entre los espectadores internacionales.
La participación de Lady Gaga también fue un punto de discordia, con muchos cuestionando la elección de una cantante no francesa para interpretar en el evento. La decisión fue vista como una falta de representación adecuada de la cultura francesa.
La ceremonia inaugural de las Olimpiadas de París 2024 ha sido un desafortunado ejemplo de cómo un evento que debería unir y celebrar puede, en cambio, dividir y ofender. La falta de sensibilidad hacia símbolos religiosos y culturales, junto con una ejecución pobre y desconectada, ha dejado una marca negativa en lo que debería haber sido un inicio brillante para los Juegos Olímpicos.
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