El presidente colombiano Gustavo Petro dio un paso drástico en la relación entre Colombia y Estados Unidos al ordenar la suspensión inmediata de toda cooperación de inteligencia con Washington.
La medida llega tras los ataques de la Marina estadounidense contra embarcaciones en el Caribe, supuestamente vinculadas al narcotráfico, que han privado de la vida a al menos 75 personas desde agosto pasado, según cifras oficiales.
A través de la red social X, Petro instruyó al ejército colombiano a “suspender el envío de comunicaciones y otros tratos con agencias de seguridad estadounidenses” hasta que cesen los ataques. El mandatario enfatizó que la lucha contra las drogas no puede estar por encima de los derechos humanos de los pueblos del Caribe, criticando que los ataques han sido comparados por expertos como ejecuciones extrajudiciales.
La tensión se intensifica porque los ataques no se han limitado a Colombia, sino que se han registrado también frente a las costas de Venezuela, Ecuador y Trinidad y Tobago, generando alarma en toda la región. Petro incluso solicitó que se investigue al presidente estadounidense Donald Trump por posibles crímenes de guerra, cuestionando la legalidad de los operativos que, según él, han afectado a ciudadanos inocentes.
El presidente izquierdista ha sido crítico de la política antidrogas de EE.UU., acusando al gobierno de centrarse en campesinos cultivadores de coca y no en los grandes cárteles ni en el lavado de dinero. Petro relató en una cumbre internacional el caso de un pescador colombiano que murió en uno de los ataques, asegurando que no merecía ser asesinado ni por llevar peces ni presunta cocaína.
La administración estadounidense ha criticado a Petro, acusándolo de ser indulgente con narcotraficantes y anunciando sanciones financieras contra él y su familia por supuesta participación en el tráfico internacional de drogas. La Casa Blanca también incrementa su presencia militar en el Caribe, con buques de guerra, submarinos, aviones de combate y marines desplegados, lo que ha generado preocupación en Venezuela, que moviliza a sus fuerzas para proteger su soberanía.
Este nuevo episodio marca un punto de quiebre en la relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos, con implicaciones para la seguridad regional, la política antidrogas y los derechos humanos en el Caribe. La decisión de Petro ya ha despertado debates sobre soberanía, justicia y la estrategia internacional contra el narcotráfico, y coloca a Colombia en el centro de un tenso enfrentamiento diplomático en la región.
Fuente: AP
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