Las potencias de izquierda en América Latina, Colombia, México y Brasil, han diseñado un plan para abordar la crisis poselectoral en Venezuela. Los presidentes Gustavo Petro, Andrés Manuel López Obrador y Luiz Ignacio Lula da Silva se reunieron por videoconferencia y acordaron dos puntos clave: presionar al chavismo para que entregue las actas de votación y promover una negociación directa entre Nicolás Maduro y el opositor Edmundo González, excluyendo a María Corina Machado.
Los tres líderes coinciden en que es esencial que Maduro y González negocien directamente. Sin embargo, Machado, inhabilitada para participar en las elecciones, ha sido la figura central de la oposición. Los presidentes consideran que el chavismo no negociará con Machado, a quien ven como una radical de extrema derecha, y han propuesto que González asuma el papel principal en las negociaciones.
González fue el candidato oficial de la oposición, respaldado por Machado después de que el Tribunal Superior de Justicia venezolano la inhabilitara. Aunque el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la victoria de Maduro con el 51.9% de los votos, la oposición sostiene que González ganó con el 67%, según actas verificadas.
La estrategia de los presidentes también incluye un esfuerzo para evitar una escalada de violencia en Venezuela. Han encargado a sus cancilleres que sigan supervisando las conversaciones y no descartan una reunión en Venezuela en los próximos días.
México, a través de la canciller Alicia Bárcena, se encargará de aproximarse al chavismo, aprovechando sus contactos previos con el gobierno venezolano. López Obrador ha criticado la postura de Estados Unidos de reconocer a González como ganador, considerándola una imprudencia.
El reconocimiento de Estados Unidos a González como ganador ha complicado el diálogo con el chavismo. Los presidentes de Colombia, México y Brasil prefieren avanzar sin la presión adicional de Washington. Aun así, creen que el reconocimiento de González como ganador, y no como presidente, deja margen para la negociación.
Un incidente adicional fue la llamada pública del presidente de Chile, Gabriel Boric, a Petro, que enfureció al chavismo y causó una breve crisis diplomática. Sin embargo, las líneas de comunicación siguen abiertas y los presidentes están decididos a avanzar rápidamente.
Los tres presidentes son conscientes de la sensibilidad del chavismo y buscan evitar cualquier detalle que pueda interrumpir las negociaciones. Emitieron un comunicado conjunto pidiendo una verificación imparcial de los resultados electorales y llamando a la calma para evitar violencia. Desde el anuncio de los resultados, ha habido protestas en Venezuela con más de una docena de muertos y cientos de detenidos.
La posibilidad de una reunión entre González y Maduro está sobre la mesa, aunque se debate si debe ser en el Palacio de Miraflores o en un lugar neutral. En el chavismo se ha discutido un acuerdo que incluya garantías de no persecución judicial para sus dirigentes, similar a una amnistía, con la condición de excluir a Machado de cualquier cargo en un nuevo gobierno.
(Con información de "El País")
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