Una historia que mezcla fe, gratitud e indignación fue compartida en redes sociales por Valeri Havana, tía de un recién nacido que vino al mundo en condiciones críticas dentro de un hospital cubano en La Habana.
El hecho ha generado conmoción y refleja el nivel de abandono en el que se encuentran las instituciones de salud en la isla.
Según relató Valeri a través de su perfil en Facebook, la madre del bebé no alcanzó a llegar a la sala de partos y dio a luz en el pasillo del cuerpo de guardia, en el área de Urgencias. “No dio tiempo a subirla por las escaleras.
Allí parió, abajo, en el pasillo”, expresó entre lágrimas la tía, quien no ocultó la mezcla de emoción e impotencia que sintió al vivir el momento.
Lo más alarmante llegó después del parto. La enfermera que atendió el nacimiento cargó al bebé en brazos y corrió por las escaleras hasta el área de neonatología, ya que el ascensor del hospital estaba clausurado por rotura y sin reparar. “Caballeros, con el bebé acabadito de nacer, corriendo escalera para arriba... eso no se ve en ningún lugar del mundo”, denunció Valeri.
El niño nació en condiciones delicadas, incluso llegó cianótico debido al estrés del parto y las precarias circunstancias del traslado.
Sin embargo, gracias al esfuerzo del personal médico y de enfermería, finalmente se encuentra estable. “Otro guerrero más, para la gloria de Dios, ahí llegó”, dijo Valeri emocionada.
La denuncia también incluyó un fuerte reclamo a las autoridades: “¿Hasta cuándo Cuba? ¿Hasta cuándo Díaz-Canel y toda su gente, que no tienen vergüenza?”, señaló, al advertir que los recién nacidos corren riesgos innecesarios de infecciones al ser trasladados por pasillos llenos de personas enfermas.
La tía del bebé agradeció a los doctores y enfermeros cubanos por hacer “milagros en un país abandonado por el gobierno”, pero no dejó de señalar la falta de recursos, la crisis sanitaria y la indiferencia oficial.
La historia, compartida en Facebook por Valeri Havana, se ha viralizado como símbolo del sacrificio de los trabajadores de la salud en contraste con la desidia de un sistema que mantiene hospitales en ruinas, con ascensores rotos y salas colapsadas, poniendo en riesgo la vida de los más vulnerables.