Un aviador cubano aterrizó este viernes en el estado norteamericano de Florida después de escapar de la isla desde un aeródromo de Sancti Spíritus, pilotando un AN-2.
Tras su llegada, el piloto, identificado como Rubén Martínez, fue interrogado por las autoridades estadounidenses, mientras que su familia en la ciudad de Santa Clara fue detenida por la policía política cubana, dijeron fuentes a CiberCuba.
El AN-2, de matrícula 1885, completó en aproximadamente una hora la ruta entre el aeródromo espirituano de El Cedro y el aeropuerto de Dade-Collier (TNT), en Ochopee, Florida. Martínez es natural de Santa Clara y piloto de la Empresa Cubana de Servicios Aéreos (ENSA).
El piloto inició el vuelo en el aeropuerto de Sancti Spíritus, con un plan que incluía El Cedro, donde aterrizó y, sobre las siete de la mañana, despegó con rumbo a Florida, informó el periodista Carlos Cabrera, del referido medio.
Por el momento, ni las autoridades de Florida ni de Cuba han informado sobre el incidente. El Antonov An-2, también llamado Annushka, es un biplano monomotor extremadamente robusto, de fabricación soviética. En Cuba, se utiliza fundamentalmente en labores como la fumigación, el transporte turístico en rutas locales y de carga, y la extinción de incendios.
En 2017, Cuba trabajaba en el ensamblaje de un lote de aviones del modelo AN-2 adquirido en Rusia para diversos servicios. Según la prensa oficialista, el taller principal de la ENSA, con sede en La Habana, ensamblaba tres de esas aeronaves por mes, pero no precisó entonces la cantidad adquirida ni su coste.
Directivos del sector señalaron que tales medios incidían en "programas estratégicos" de la economía cubana como el cultivo de arroz y otros que reemplazan millonarias importaciones. Unos años más tarde, en 2020, se conoció que el gobierno cubano planeaba retomar el ensamblaje de dichas aeronaves.
El AN-2 fue el primer avión diseñado por la compañía rusa Antonóv, su estreno tuvo lugar en 1947, y en sus diferentes variantes incluye modelos de transporte, de pasajeros, adaptados para fines agropecuarios, así como para la aviación civil, entrenamiento y paracaidismo.
En 1991, el piloto cubano Orestes Lorenzo abandonó la isla en un caza MIG-23, logrando aterrizar sin problemas en la estación aeronaval de Boca Chica, los Cayos de la Florida. El oficial solicitó asilo político en EE.UU., el cual recibió una vez superados los interrogatorios de rigor.