A propósito de la información ofrecida la víspera sobre la niña con sonda en el mercado de Tercera y 70 en Miramar han surgido varias explicaciones, ninguna de las cuales ha sido posible comprobar. En la mayoría de los comentarios se establece que es un artilugio utilizado por su madre para sacar dinero a los que concurren a dicho mercado.
Ahora se presenta una nota de la opositora Glenda Rancano que plantea la desprotección infantil y que aborda el caso de dos hermanitos, Eimy y Cristhofer, en otra nota de la que reclama información.
"Vecinos del entorno de las calles Galiano y Virtudes en el municipio de Centro Habana (La Habana, Cuba), denuncian una situación crítica de desprotección con los menores Eimy (niña) y Cristhofer (su hermanito); ambos, hijos de Yenisés Méndez, a quien los vecinos califican como ´un personaje´. Los testimonios afirman que los niños están expuestos a un combo grave de negligencia, maltrato y abandono"
Se dice que Eimy fue operada cuando tenía 4 años por problemas intestinales, aunque muchos vecinos afirman que no le han visto las sondas o vendas típicas de un tratamiento tan complejo, lo que genera dudas sobre el diagnóstico de cáncer que se le atribuye.
Aun así, sí se comentan moretones frecuentes —posibles indicios de golpes. En el caso de Cristhofer, el relato de los vecinos es igualmente alarmante: lo han observado pidiendo dinero frente al bar 212 en la noche/madrugada, y también habría indicios de consumo de drogas. Los adultos del entorno aseguran que la madre usa los ingresos que los niños consiguen para alimentar sus vicios de alcohol o droga, mientras los menores carecen de alimentación adecuada y atención.
El malestar vecinal es intenso: “La niña y el niño ya deben hablar… para eso está la policía”, dice un comentario; otro reclama “la Fiscalía que se encargue de ella”. Se cuestiona la función de las autoridades locales: el delegado de circunscripción, la trabajadora social, la enfermera y el médico de la familia —todos señalados como presentes en el barrio pero pasivos frente al caso. Uno de los mensajes afirma que “esos niños llevan una mala alimentación por el mal-cuidado de su madre”. Los comentarios evocan que en un país “civilizado” los niños en esa situación pasarían bajo la tutela del Estado, pues la madre no provee el ambiente básico de protección.
Aunque formalmente se menciona que “el gobierno no es el principal culpable” en el montaje del texto original, el reclamo es que la acción estatal de protección está ausente o es extremadamente deficiente.
Los vecinos han recopilado esta información y la han compartido públicamente por redes sociales bajo el liderazgo de activistas como Glenda Rancano, quien ha denunciado otros casos de maltrato infantil en Cuba. Su denuncia expresa que “la vida de dos niños están en peligro, tanto de salud física como mental”.
Este caso pone en evidencia múltiples fallos: a) la familia biológica está incumpliendo sus obligaciones de cuidado, b) la supervisión social local (trabajo social, salud, autoridades del barrio) no ha intervenido de forma efectiva, c) los mecanismos de protección de menores del Estado no se activan o no tienen resultados visibles.
Frente a esto, los vecinos piden con urgencia que las autoridades entren y valoren aplicar amparo filial o privación de responsabilidad parental, trasladando la custodia a una figura estatal o de acogida, y que la madre sea acusada por maltrato infantil.
Eimy y Cristhofer se encuentran en una situación de vulnerabilidad grave, con signos de maltrato, negligencia y explotación infantil; la respuesta social y estatal hasta ahora ha sido escasa o inexistente; y los vecinos y la comunidad exigen justicia y protección para estos menores sin que parezca haber una intervención clara hasta la fecha.
Muchos se preguntan si la niña del mercado de Tercera y 70 será esta Eimy u otra Eimy igualmente maltratada.
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