El presidente Vladimir Putin ha firmado un decreto que facilita la obtención de la residencia temporal para extranjeros que, según él, comparten los llamados "valores tradicionales" de Rusia. Este movimiento, anunciado a través del portal oficial de información jurídica del país, pretende atraer a individuos que rechazan las ideologías neoliberales y buscan una alternativa en el sistema ruso.
El decreto permite que ciudadanos extranjeros soliciten un permiso de residencia temporal en Rusia, incluso si no dominan el idioma ruso, siempre y cuando expresen su deseo de mudarse al país por no aceptar las políticas de sus naciones de origen, que según el Kremlin, promueven ideologías neoliberales destructivas. Putin también ha instruido al Ministerio de Asuntos Exteriores a identificar qué países aplican estas supuestas políticas destructivas y neoliberales, con el objetivo de crear una lista de naciones cuyos ciudadanos podrían acogerse a este nuevo régimen migratorio.
Sin embargo, esta decisión se presenta como una evidente contradicción frente a las tendencias migratorias globales. Históricamente, las personas que huyen de sus países lo hacen en busca de libertad, derechos humanos y oportunidades económicas, todas características asociadas a las democracias liberales. Los países totalitarios, como Rusia, suelen ser vistos más como lugares de los que se emigra, no a los que se emigra.
Mientras Putin intenta posicionar a Rusia como un refugio para aquellos que rechazan el neoliberalismo, la realidad es que la mayoría de los migrantes buscan salir de sistemas represivos y corruptos, no trasladarse a ellos. Esta política, más que atraer a ciudadanos extranjeros genuinamente interesados en los valores rusos, parece ser un intento de propaganda para reforzar la imagen de Rusia como un bastión de "valores tradicionales" en oposición a Occidente.
El decreto entrará en vigor el primero de septiembre, y aunque se presenta como una apertura migratoria, el impacto real de esta medida probablemente será limitado, dado que la mayoría de los migrantes siguen optando por países con sistemas democráticos y economías más abiertas.
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