En los últimos años, varios peloteros cubanos se han establecido en México, mientras que otros, especialmente los más jóvenes, optan por República Dominicana como su primer destino, verdadero trampolín para acceder a firmar con algún equipo de las Grandes Ligas. Por supuesto, que esta diferenciación se da por la edad del jugador y también por su talento.
En el caso de Raico Santos, ya éste anda por los 30 años; con esa edad inadmisible para la Gran Carpa pero excelente para la liga azteca, por sus cualidades como jardinero, corredor y bateador de contacto.
El periodista Francys Romero, en la red social Facebook, expuso que Santos buscará un contrato sin el amparo de las entidades del gobierno cubano.
El versátil jugador representó a su tierra en competencias internacionales como el Preolímpico de las Américas 2021, celebrado en el sur de la Florida, y cuenta con experiencia en las Ligas Mexicana de Béisbol y del Pacífico, donde jugó durante las temporadas 2022 y 2023.
En la última Serie Nacional (2024), el guardabosque brilló como uno de los mejores bateadores, al registrar promedio de .394 que lo colocó en el cuarto lugar entre los líderes de bateo, contribuyó significativamente al éxito de los Alazanes de Granma con siete cuadrangulares, 40 carreras impulsadas y un admirable control en el plato, al poncharse solo ocho veces en 188 turnos.
El movimiento de Santos hacia México refuerza la tendencia de peloteros (y deportistas en general) cubanos que buscan mayores oportunidades en ligas extranjeras, dejando detrás el bozal que representan las autoridades del béisbol cubano.
La emigración de deportistas cubanos refleja la búsqueda de mejores oportunidades deportivas y personales que no encuentran en su país de origen. Esta tendencia evidencia las limitaciones del sistema deportivo cubano y el deseo de los atletas de desarrollar sus carreras en ligas internacionales.
Además de Raico Santos, otros peloteros como Enyer Fernández, Ariel Pestano Jr., Ediel Ponce y Jonathan Raúl Delgado han abandonado Cuba recientemente. Estos movimientos son parte de un éxodo más amplio de jóvenes talentos que buscan desarrollar sus carreras en el béisbol profesional internacional.