Bajo la vigilancia de las armadas de Estados Unidos y Canadá, un destacamento de la Marina de Guerra de Rusia arribó este miércoles a La Habana, donde permanecerá hasta el próximo lunes 17 de junio.
La flotilla está compuesta por la fragata Gorshkov, considerada la más moderna de su tipo en la armada rusa, el submarino de propulsión nuclear Kazán, el remolcador de salvamento Nikolai Chiker, y el buque petrolero de la flota Pashin.
El Departamento de Defensa de EE.UU. ha estado monitoreando los movimientos del destacamento ruso desde hace días y afirmó que no percibe esta actividad como una amenaza.
"Los despliegues de Rusia forman parte de su actividad naval rutinaria y no nos preocupan, ya que no representan una amenaza directa", declaró el Pentágono en un comunicado.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba aseguraron que ninguna de las embarcaciones rusas lleva armamento nuclear y describieron la visita como un acto protocolar.
Desde La Habana, la flotilla también tiene programado viajar a Venezuela para llevar a cabo maniobras marítimas y aéreas en aguas internacionales del Mar Caribe.
A pesar de la opinión del Departamento de Defensa de EE.UU., algunos expertos y analistas expresaron preocupación por la presencia de las embarcaciones rusas en la región.
Jesús Daniel Romero, capitán de corbeta retirado que trabajó como oficial de inteligencia en la Cuarta Flota de la Marina estadounidense, considera que este nuevo despliegue naval ruso hacia Cuba refleja un cambio de postura por parte de Moscú hacia Washington y la OTAN.
Mientras tanto, los destructores Truxtun y Donald Cook y el guardacostas CG Stone de la Marina de Guerra de Estados Unidos, junto con la fragata Villa de Quebec de la Marina Real Canadiense, fueron desplegados hacia el sur a lo largo de la costa de Florida para seguir de cerca el movimiento del destacamento naval ruso.
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