El presidente salvadoreño Nayib Bukele comentó sobre el encuentro con el jefe de la diplomacia estadounidense Marco Rubio, indicando que el pacto consiste en aceptar el ingreso a su país "únicamente de criminales convictos" y que EE.UU. apoyará una relación estratégica más amplia para fortalecer la cooperación en energía nuclear, industria e investigación.
Tras la reunión, donde ambos destacaron su amistad, se anunciaron los acuerdos alcanzados sin mayores detalles. "Ningún país ha hecho jamás una oferta de amistad como esta", declaró Rubio tras tres horas de conversación con Bukele, quien se consolida como un aliado clave de la administración de Donald Trump.
Como parte del acuerdo, el secretario de Estado informó que EE.UU. restablecerá la ayuda a El Salvador. Según la portavoz del Departamento de Estado Tammy Bruce, se emitirá una exención para descongelar asistencia y mejorar el control de viajeros sospechosos en el Centro Nacional de Análisis de Pasajeros de El Salvador, además de fortalecer el Grupo de Información de Seguridad Fronteriza.
Rubio anunció que El Salvador aceptará la deportación de migrantes indocumentados de cualquier nacionalidad que cometan delitos graves, mencionando a integrantes de la MS13 y del Tren de Aragua. En un gesto inédito, Bukele propuso albergar en sus cárceles a criminales estadounidenses, tanto ciudadanos como residentes legales. Explicó que el plan es una "subcontratación" del sistema penitenciario, con una tarifa que haría sostenible la infraestructura carcelaria del país.
Como parte de la agenda, el Secretario de Estado firmó un Memorando de Entendimiento sobre Cooperación Nuclear Civil Estratégica con la canciller salvadoreña, Alexandra Hill, estableciendo la base para la colaboración en energía nuclear e industria.
La administración de Trump considera el modelo de seguridad de Bukele un ejemplo, destacando la drástica reducción de la delincuencia con medidas de mano dura, pese a críticas de organismos de derechos humanos. Bukele reafirmó su simpatía por Trump, destacando su alta aprobación popular. Durante la reunión, Rubio también abordó estrategias para contrarrestar la influencia del Partido Comunista Chino en la región.
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