‘Cambié un conejo por detergente, porque no me gusta hacer esas colas’ comentó un cubano a una agencia de prensa extranjera que intenta comprender las dimensiones de la crisis dentro de la isla.

El reporte de Reuters examina en profundidad, cómo logran sobrevivir los cubanos en medio de la escasez, y su indagación da con un hecho peculiar en la mayor de las Antillas, el intercambio de productos, tal y como se efectuaba en las comunidades primitivas.

El cubano entrevistado, Nelson Aguilar quien solía vender los conejos que cría en la azotea de su casa en La Habana a los restaurantes, ahora, afectado por la pandemia de coronavirus, el hombre de 70 años usa los animales para intercambiarlos por comida o detergente evitando las filas de varias horas en las deprimidas tiendas locales.

Sin embargo, aunque sorprenda a una agencia de prensa extranjera, los nacidos en la isla estamos acostumbrados a esto.

En los años más duros del periodo especial, era común ir desde las ciudades a las zonas rurales a intercambiar, ropa usada, sal, u otros productos que no tenían los campesinos, por viandas, frijoles o algunas especias, hechos que retornan nuevamente a la cotidianidad del cubano, como una mala pesadilla que toca vivir otra vez.

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