Sin consuelo madre de hijo asesinado asegura que 'apañan a los asesinos'

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 27 de septiembre de 2024

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"Mi hijo está en el cementerio, de ahí no se sale. ¡Qué injusticia!, era mi único hijo. Me quedé sola, apañan a los asesinos". La madre de un médico asesinado en La Habana el año pasado está inconforme con la condena impuesta al autor del crimen. Pablo Corrales Susi, doctor del policlínico "Cristóbal Labra" de La Lisa, fue reportado como desaparecido en mayo de 2023. Días después fue hallado sin vida, víctima de un asesinato para robarle su moto, una Suzuki en la que boteaba para ganar un dinero extra.

Un año después, su atribulada mamá exige que el responsable del hecho permanezca en prisión durante el resto de su vida. "Que a todos los asesinos les den cadena perpetua aunque sean menores de edad, que no los consientan más, que no les den libertad condicional. Mano dura con todos, como hace Bukele", reclama Rebeca Susi Sarfati en el grupo de Facebook "Denunciando los crímenes en Cuba".

Según narró en otro post, el asesino de su hijo fue capturado una semana después de aparecer su cuerpo. "Ya se hizo el juicio y solo le dieron 22 años de cárcel porque era menor de edad", relató la señora que aclaró que el criminal tenía en realidad 20 años. "Está en un lugar de menores para ser rehabilitado. Mientras tanto, mi hijo está en el cementerio".

Pablo Corrales de 53 años fue otra víctima de la ola criminal que se ha desatado en Cuba en los últimos años. Descrito como una persona increíble y noble salió el 29 de mayo de 2023 a echar gasolina y no se supo nada más de él. Acostumbraba a botear en la Plaza de Marianao y ese día su asesino lo engañó para que lo llevara de la Piquera de 126 a un lugar. Al regreso lo apuñaló para robarle su moto y otras pertenencias. Cuatro días después, su cuerpo con múltiples heridas fue encontrado entre la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae) y la avenida Boyeros.

Otros ejemplos de violencia en Cuba destacan la gravedad y frecuencia de estos actos, que muchas veces no reciben la justicia que las víctimas y sus familiares consideran adecuada. 

El caso de Lázaro Pérez, un joven de 28 años, asesinado a tiros en su propia casa en La Habana Vieja. Según reportes, dos hombres entraron a su vivienda para robar, y al encontrar resistencia, lo balearon. La madre de Lázaro, quien presenció el crimen está devastada y exige justicia para su hijo, describiéndolo como un joven trabajador y honesto. Los asesinos fueron capturados días después, pero solo recibieron sentencias de 15 años, lo que la familia considera insuficiente.

La brutal agresión contra Ana María Rodríguez, una mujer de 34 años en Santiago de Cuba, atacada por su expareja, quien la acuchilló repetidamente en plena calle. La agresión fue tan severa que Ana María perdió mucha sangre y sufrió daños permanentes. A pesar de las múltiples denuncias previas por amenazas, las autoridades no actuaron a tiempo para prevenir el ataque. El agresor fue condenado a 10 años de prisión, lo cual la familia de Ana María considera una sentencia demasiado leve, dada la gravedad del ataque.

El asesinato de Carlos Menéndez, un adolescente de 17 años en Camagüey. Carlos fue apuñalado en una pelea entre pandillas en su barrio. Su madre, desconsolada, ha denunciado la creciente inseguridad en la zona y la falta de intervención de las autoridades para controlar la violencia juvenil. Los involucrados en el crimen, algunos de los cuales también eran menores de edad, recibieron condenas de entre 5 y 12 años, lo que generó indignación entre los residentes del barrio que esperaban sentencias más severas.

El caso de Yudith Hernández, una mujer de 42 años en Holguín, víctima de un femicidio cuando su esposo la mató a golpes tras una discusión. A pesar de los antecedentes de violencia doméstica, no hubo intervención efectiva por parte de las autoridades para protegerla. El esposo fue sentenciado a 20 años de prisión, pero la familia de la víctima y organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres consideran que las leyes deberían ser más estrictas para prevenir y castigar la violencia de género. Estos casos reflejan la profunda preocupación y el clamor por una justicia más rigurosa en Cuba frente a la creciente ola de violencia que afecta a diversas comunidades.

Sin embargo, las penas para los presos políticos son excesivas y sin causa verdaderas. Así está la Isla y su justicia.


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