Silvio Rodríguez sobre protestas en Cuba: “a la defensiva ningún gobierno puede ser revolucionario”

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 3 de octubre de 2022

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El cantautor Silvio Rodríguez habló este fin de semana sobre las protestas en Cuba. Sin embargo, como siempre, lo hizo de manera confusa y en clara defensa del régimen y su mal llamada "Revolución".

"Un buen gobierno puede sostener o luchar por sostener conquistas nobles; pero a la defensiva ningún gobierno puede ser revolucionario, y llevamos demasiados años a la defensiva", dijo este sábado Rodríguez en un extenso texto en su blog Segunda Cita.

"Por eso a veces la oposición a un gobierno incluso a uno heredero de una Revolución de los humildes puede venderse como revolucionaria. Y por eso, como dije en la canción Sea Señora, considero que hay que evolucionar".

Rodríguez consideró preocupante que protestaran en la avenida 31 en La Habana personas que "no parecían de clases privilegiadas quienes increpaban a un gobierno heredero de una Revolución que se hizo a sangre y fuego, a favor de los humildes".

El cantautor utilizó su declaración para defender el fracasado proyecto de Fidel Castro. "Hay que evolucionar", reiteró.

Según el Proyecto Inventario, más de 55 protestas ocurrieron en Cuba desde el 29 de septiembre de 2022, de ellas 48 en La Habana. En la capital se han verificado manifestaciones en todos los municipios, excepto en La Habana Vieja, Centro Habana, Regla y Cotorro.

Cubita NOW reproduce a continuación la declaración íntegra de Silvio Rodríguez:

A la manifestación de anoche en la avenida 31 le vi algo positivo: fue custodiada por las fuerzas del orden, pero no reprimida (hasta donde sé). Aunque también me dio tristeza, porque no parecían de clases privilegiadas quienes increpaban a un gobierno heredero de una Revolución que se hizo a sangre y fuego, a favor de los humildes.

¿Cómo es posible que se haya llegado a semejante distorsión? ¿Acaso es un espejismo por el recrudecimiento de un bloqueo de 6 décadas, o por lo difícil que se ha vuelto conseguir comida después de la pandemia, o por los estragos que nos ha hecho un huracán?

Creo que cabe preguntarse cuánta responsabilidad nos toca a los que hemos apostado, más que nuestra vida nuestra historia, por un proyecto emancipador. En lo esencial, seguro estoy de que no nos equivocamos –y no enumero las virtudes, los rotundos beneficios para el pueblo cubano que significó el proceso revolucionario–.

Estoy consciente de que las tensiones actuales no son privilegio de Cuba: el planeta está en crisis. La inflación tampoco es sólo aquí: está haciendo estragos en todas partes. Los diarios del mundo lo reportan.

Los imperios responden más a su naturaleza egoísta que a la conciencia de ser parte importante de un mundo cada vez más poblado; con instinto suicida siguen estimulando el consumo, a pesar de unos recursos universales cada vez más escasos. Se lanzan unos contra otros destruyendo lo que sea, en busca de la supremacía, y arrastran al resto que se defiende como puede.

Es gigantesco lo que nos diferencia de semejantes ambiciones, no sólo en lo material. La práctica solidaria de Cuba ha sido y es ejemplarísima. Sin embargo, con nosotros mismos, hemos sido morosos en cambiar lo que la experiencia demuestra que debe ser cambiado.

Se sigue vacilando. No hay noticias de que los economistas, que llevan años en polémica constructiva, hayan tenido la oportunidad de sentarse a discutir –de tú a tú– con los ideólogos. Todavía, para ocupar una responsabilidad, es más importante ser de cierto tipo de “confianza” que saber de la materia. La prensa a duras penas reporta los matices y las contradicciones que vivimos. Los canales oficiales siguen pintando una realidad que no se reconoce. Lo que se proyectaba como justicia ha ido retrocediendo a simple supervivencia.

¿En qué circunstancia, para un pueblo, podrá ser más importante seguir al dedillo una teoría que conseguir su propio bienestar? ¿Quién tuvo que admitir una vez –cierto que dolido–: “Ganado tengo el pan: hágase el verso”?

Un buen gobierno puede sostener –o luchar por sostener– conquistas nobles; pero a la defensiva ningún gobierno puede ser revolucionario, y llevamos demasiados años a la defensiva. Por eso a veces la oposición a un gobierno –incluso a uno heredero de una Revolución de los humildes– puede venderse como revolucionaria. Y por eso, como dije en la canción Sea Señora, considero que hay que evolucionar.

¿Qué no nos deja hacerlo?

En nuestro río revuelto, ahora mismo, brillan las muy diversas cuentas de colores de quienes no nos quieren soberanos. Abajo el bloqueo. Viva Cuba libre.


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