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Patana turca que llegó a La Habana no firmó contrato con la UNE para establecerse: 'Saldrá de Cuba'

Redacción de CubitaNOW ~ domingo 15 de diciembre de 2024

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La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) informó que la central flotante turca Cankuthan Bey, que arribó a la bahía de La Habana el pasado 8 de diciembre, no forma parte de su contrato con la empresa turca Karpowership y que “saldrá de Cuba” una vez concluidos los trabajos de puesta en marcha de sus unidades. Esta central flotante no forma parte del contrato de la UNE con la empresa turca Karen Dis Ticaret”.

La declaración oficialista pareció destinada a desmentir informaciones previas que vinculaban su llegada a la necesidad urgente de aliviar la severa crisis energética que enfrenta la Isla, envuelta nuevamente en otra jornada más de severos y masivos apagones pronosticados de casi 1,200 MW. La Cankuthan Bey, con una capacidad de generación de 80 MW, se sumó temporalmente a las otras cinco centrales flotantes operativas en Cuba. Su arribo fue explicado inicialmente en redes sociales como un intento de paliar los constantes apagones que afectan al país, donde el déficit energético diario supera los 1,500 MW.

La aclaración de la UNE ha generado más preguntas que respuestas, especialmente en torno a los términos de la negociación con Karpowership. Esto forma parte de un historial de dependencias energéticas y secretismo. Desde 2019, Cuba ha recibido ocho centrales flotantes turcas, de las cuales actualmente operan seis: tres en La Habana (Belgin Sultan, Suheyla Sultan y Erol Bay), una en Mariel (Ela Sultan), otra en Santiago de Cuba (Erin Sultan) y, por ahora, la Cankuthan Bey.

En relación con esto, el régimen cubano ha mantenido un hermetismo absoluto sobre los costos y términos de estos contratos, a pesar de sus implicaciones financieras.

A modo de referencia, en Ecuador una planta flotante de 100 MW costó más de 114 millones de dólares por 18 meses de operación, mientras que en República Dominicana dos patanas de 180 MW generaron un gasto de 40 millones en 42 meses. Estos antecedentes sugieren costos multimillonarios que Cuba difícilmente podría afrontar sin apoyo financiero externo o mediante acuerdos pocos transparentes firmados con las autoridades turcas, cuyos términos resultan desconocidos a una sociedad civil atada de pies y manos para exigir rendición de cuentas a sus gobernantes.

La operación de estas centrales flotantes no ha estado exenta de incidentes. El pasado 26 de septiembre, un incendio en la patana Belgin Sultan dejó ocho heridos, de los cuales dos técnicos turcos fallecieron. A pesar de estos problemas, el régimen continúa confiando en esta solución temporal y costosa para mitigar su crisis energética.

La llegada de la Cankuthan Bey deja muchas interrogantes abiertas, especialmente sobre la transparencia de los acuerdos con Karpowership y el impacto financiero a largo plazo para Cuba, un país sumido en una crisis económica profunda y con un sistema energético al borde del colapso. Por ende, mucha oscuridad rodea la llegada de la central eléctrica flotante turca Cankuthan Bey, teniendo en cuenta su partida próximamente.

La crisis energética en Cuba se ha agravado en los últimos años debido a la falta de inversión y mantenimiento en las plantas termoeléctricas, muchas de ellas con más de cuatro décadas de explotación. La dependencia de combustibles fósiles, especialmente el crudo pesado cubano, ha contribuido al deterioro del sistema eléctrico nacional.

La llegada de la Cankuthan Bey se produce en un contexto de frecuentes apagones y descontento social. Aunque su presencia (menor que la esperada) podría aliviar temporalmente la situación, la solución a largo plazo requiere inversiones significativas y cambios estructurales en el sector energético cubano.


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