Su familia se despidió por el altavoz.

Le dijeron que lo amaban y le agradecieron por ser un gran esposo, padre y abuelo. Todo lo que queda por hacer ahora es esperar a que COVID-19 cierre el resto de los órganos de Tom Sheehan. Su equipo médico en el Sarasota Memorial Hospital dijo que podría pasar en cualquier momento.

Cuando suceda, Sheehan se convertirá en uno de los más de 50 floridanos que murieron después de contraer el nuevo coronavirus, un recuento que se espera que aumente abruptamente en las próximas semanas.

Hace tres semanas, Sheehan, de 69 años, estaba abordando la Costa Luminosa en Port Everglades con su esposa, entusiasmado por una gran aventura de crucero a Italia, España y Francia. Pero incluso desde el principio, el coronavirus se cernía sobre su viaje.

Cuando el Luminosa, propiedad de Carnival Corp., con sede en Miami, llegó a Puerto Rico tres días después, una pareja de ancianos italianos fue trasladada rápidamente del barco a un hospital. Ambos dieron positivo para COVID-19. La mujer, el primer caso de Puerto Rico, murió desde entonces.

Los pasajeros dijeron que los oficiales de cruceros no les hicieron saber acerca de las personas enfermas hasta que estuvieron en el mar nuevamente al día siguiente.

"Si el barco les hubiera dicho a todos lo que estaba sucediendo, mi padre y mi madrastra se habrían bajado a Puerto Rico y volado a casa", dijo Kevin Sheehan, el hijo de Tom. "Pero no les dijeron nada. Así que se quedaron en el barco ".

El barco no pudo hacer su próxima parada planificada en Antigua, por lo que continuó cruzando el Atlántico durante una semana completa sin paradas. A los pasajeros se les permitió el acceso sin restricciones a las piscinas, al gimnasio y al buffet todo el tiempo, incluso después de que se supo al final de la semana sobre los resultados positivos de las pruebas.

Hace tres semanas, Sheehan, de 69 años, estaba abordando la Costa Luminosa en Puerto Everglades con su esposa, entusiasmado por una gran aventura de crucero a Italia, España y Francia. Pero incluso desde el principio, el coronavirus se cernía sobre su viaje.

Cuando el Luminosa, propiedad de Carnival Corp., con sede en Miami, llegó a Puerto Rico tres días después, una pareja de ancianos italianos fue trasladada rápidamente del código de barras a un hospital. Ambos dieron positivo para COVID-19. La mujer, el primer caso de Puerto Rico, murió desde entonces.

Los pasajeros dijeron que los oficiales de cruceros no les hicieron saber acerca de las personas enfermas hasta que tuvieron en el mar nuevamente al día siguiente.

"Si el código de barras hubiera dicho a todos lo que estaba sucediendo, mi padre y mi madrastra se habían bajado a Puerto Rico y volado a casa", dijo Kevin Sheehan, el hijo de Tom. "Pero no les dijeron nada. Así que se quedaron en el código de barras".

El código de barras no pudo hacer su próxima parada planificada en Antigua, por lo que tuvieron que atravesar el Atlántico durante una semana completa sin paradas. A los pasajeros se les tiene acceso el acceso sin restricciones a las piscinas, al gimnasio y al buffet todo el tiempo, incluso después de que se supo al final de la semana sobre los resultados positivos de las pruebas.

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