Estados Unidos registró la mayor cantidad de muertes por COVID-19 en dos semanas, según mostró un nuevo recuento de la cadena de noticias NBC el jueves, pero la escasez generalizada de pruebas generó preocupaciones de que las cifras que provienen de los estados más afectados podrían no presentar una imagen real de este mortal pandemia.

Las 1.424 muertes reportadas el miércoles fueron las más altas desde el 28 de julio, cuando se reportaron 2.218 muertes, mostraron las cifras. Y fue la duodécima vez en los últimos 16 días que el número de muertos superó los 1.000.

La mayoría de estas muertes se produjeron en los estados del sur y del cinturón del sol como Florida, Texas y Arizona, que comenzaron a reabrir en mayo y junio a instancias del presidente Donald Trump a pesar de las advertencias de los expertos en salud pública de que el coronavirus estaba comenzando a crecer.

Los nuevos números paralizantes llegaron el mismo día en que surgió una pizca de esperanza de que la economía podría estar comenzando a recuperarse del mayor colapso desde la Gran Depresión: por primera vez en casi cinco meses, las solicitudes de empleo iniciales semanales cayeron por debajo del millón.

Sin embargo, los expertos dijeron que era difícil medir el progreso de la pandemia porque menos personas se hacen las pruebas y algunos estados han tardado en informar los resultados de las pruebas.

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