El paso del huracán Helene por la zona occidental de Cuba ha provocado una serie de desastres naturales que han afectado gravemente a varias comunidades. En Pinar del Río, el huracán causó derrumbes e inundaciones debido al desbordamiento de ríos y embalses. Un ejemplo claro es el poblado costero de Cortés, donde el mar continúa en un estado furioso, provocando derrumbes significativos. Según la prensa oficialista local, varios pueblos costeros de la provincia sufrieron derrumbes totales durante el paso de Helene.

La situación en Cortés es especialmente dolorosa debido a la crisis habitacional que afecta a varias familias desde los huracanes Ian e Idalia. Muchas de estas familias aún no han recibido soluciones por parte del gobierno, lo que agrava su vulnerabilidad ante nuevos desastres naturales. La falta de respuesta gubernamental adecuada ha dejado a estas comunidades en una situación desesperada.

En respuesta a la crisis, se activaron siete brigadas médico-quirúrgicas para asistir a los afectados por el huracán Helene. Estas brigadas están trabajando para proporcionar la atención necesaria a las personas que han sufrido debido a las inundaciones causadas por las penetraciones del mar. En Cortés y Ciudad Sandino, se reportaron fuertes lluvias y vientos que empeoraron la situación.

El municipio de Los Palacios también ha sido gravemente afectado. Las autoridades locales han informado sobre el aumento del nivel de los embalses y ríos tras las intensas lluvias. Esto ha llevado a inundaciones en varias áreas, exacerbando los problemas de infraestructura y habitacionales en la región.

El paso de huracanes como Helene y otros desastres naturales recurrentes han tenido un impacto devastador en la calidad de vida de los cubanos. La falta de preparación y la inadecuada respuesta gubernamental han exacerbado las dificultades que enfrenta la población. La infraestructura deteriorada, la escasez de recursos básicos y la lentitud en la recuperación son problemas que agravan la ya difícil situación económica y social del país.

Las comunidades afectadas continúan esperando soluciones efectivas y una gestión más eficiente que pueda mitigar los efectos de futuros desastres. Mientras tanto, la resiliencia de los cubanos se pone a prueba una y otra vez en medio de un panorama de incertidumbre y necesidad.

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