La víspera por la mañana, decenas de emigrantes varados desde hace semanas en Necoclí, Colombia, protagonizaron una protesta para impedir que embarcaciones provenientes de municipios colombianos en la frontera con Panamá atracaran en el muelle.

Los emigrantes montaron tiendas de campaña en el sitio para frenar el ingreso de las embarcaciones, hasta que no se les permita llegar a la localidad colombiana de Capurganá, en la frontera con Panamá, para seguir rumbo a Estados Unidos.

“En Necoclí hay unos 1.800 emigrantes de diferentes nacionalidades. La mayoría de los participantes en la protesta eran haitianos, pero en este puerto colombiano se encuentran 700 cubanos, entre ellos 25 mujeres embarazadas, 17 niños y varios enfermos”, dijo Diario de Cuba.

Carlos Alberto Guevara es uno de ellos. Allí está en compañía de su esposa y su pequeño hijo. Llevan dos meses en esta localidad costera colombiana. Salieron hace dos años de Cuba y se establecieron en Uruguay, sin embargo, la crisis económica generada por la pandemia los dejó sin trabajo.

"Mal vendimos lo poco que teníamos y decidimos arrancar hacia Estados Unidos. Nos han robado, y la Policía de Perú y Ecuador en cada retén nos exigía 50 dólares para dejarnos continuar. Ha sido duro, pero la suerte está echada, seguiremos adelante", comentó al rotativo Guevara, cargando a su pequeño hijo que le decía de forma insistente: "Papi, tengo hambre".

Según refiere el isleño, en la protesta no participaron cubanos pues consideran que el problema es Panamá, que ha tenido la frontera cerrada. No obstante, ahora que ese país la abrió, "la esperanza regresa y entendemos que Colombia necesita elaborar un plan y entregar salvoconductos. Eso no es tan sencillo, somos más de 1.800 migrantes".

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